La ciudad de las seis colinas, dividida en dos por el amplio río Níger, se extiende a lo largo de kilómetros, donde se concentran 2 millones de habitantes. En las alturas se distinguen dos puntos básicos, la colina del poder donde se sitúa el palacio presidencial y las antiguas casas coloniales. La otra ladera se llama la colina del saber, ya que alberga tres universidades donde los estudiantes acuden para formarse. En ocasiones ha sido terreno de revueltas de la población. Las casas de una planta bordean anchas carreteras rectilíneas y bien asfaltadas. La tierra seca y anaranjada tiñe de color las callejuelas perpendiculares, por donde pasan los ciudadanos, los animales presentes en la ciudad y los carros de mano. En el centro de la ciudad y en el nuevo centro de negocios bautizado ACI 2000, vemos la silueta de torres de varias plantas, sin encanto pero muy modernas para los africanos. La visita mítica de la capital de Malí es sin lugar a dudas su inmenso mercado donde cada uno se dedica a sus asuntos, su comercio o sus encuentros. En medio de coches, motocicletas y algunos peatones, los colores están omnipresentes a través del velo formado por el polvo y el calor. En período de lluvias, la tierra seca deja paso al lodo. En el interior del gran mercado, debes dirigirte hacia el mercado rosa acondicionado en edificios coloniales antiguos. Este laberinto, ocupado a partir de la Independencia por los comerciantes, está formado por callejuelas estrechas donde hacen vida los habitantes de Malí y algunos tenderetes.
Sube a la colina del poder o a la del punto G, más cercana al centro, para disfrutar del paisaje y de Bamako. También te aconsejamos visitar el palacio presidencial y los barrios ricos de la ciudad.
Entre los tres museos de Bamako, el mejor es sin lugar a dudas el museo nacional dividido en tres partes: la de arqueología, otra con magníficos objetos de rituales de las etnias de Malí y otra dedicada a la diversidad de textiles. Fuera, el parque de tres hectáreas permite descubrir los monumentos emblemáticos de Malí, reconstituidos en forma de maqueta. El museo de Bamako reúne diferentes archivos sobre la construcción de la ciudad. El museo de la mujer existe por deseo de la esposa del antiguo presidente de Malí.
Si prefieres descansar, vete a pasear en pinasse (piragua tradicional) por el río.
En el corazón de los mercados de Bamako descubrirás la ebullición de la ciudad. Aunque el gran mercado o el mercado rosa son de paso obligado, no olvides los mercados de fetiches, por ejemplo el de Ngolonina. Aquí cada uno viene a buscar lo que le ha indicado su hechicero para curarse y protegerse de los espíritus malignos. Potros varios, cabezas secas de cocodrilo, pequeños pájaros muertos, entre otros, se exponen al aire libre.
A través de su arquitectura neosudanesa, algunos edificios hablan todavía de la historia pasada de Malí. No te puedes perder: el magnífico ayuntamiento.
Te darás cuenta de que en los lugares que visites a menudo no tendrán cambio. No olvides llevar siempre monedas y billetes pequeños, incluso para pagar tu bebida en el bar o un souvenir comprado en el hotel.
Las infraestructuras están poco desarrolladas en Malí, excepto en la capital que tiene varios hoteles dedicados al turismo de negocios. En estos últimos, el nivel de confort es muy apreciable. Sin embargo, no olvides nunca que aquí el concepto del tiempo es diferente. No sirve de nada dejarse llevar por la impaciencia esperando por un servicio. Habla y sé filósofo.
El centro de la capital sufre constantes atascos.
Evita a toda costa hacer fotos, sobre todo en los mercados, ya que podrías ser agredido por la población. Si realmente deseas hacer una foto, pide permiso antes. ¡Sé muy precavido! Y si aceptan la foto, no te sorprendas de que casi siempre te pidan una retribución.
Ten mucho cuidado con la gente. No te creas los diferentes discursos ideados para darte pena. Se inventan mil historias para que te creas que se trata de una persona enferma que no puede pagarse el tratamiento (jeringuillas usadas y medicamentos para demostrarlo), sabiendo además que no puede quedarse en el país y por lo tanto necesita dinero para coger un autobús, etc. Una historia para no dormir. Sin darte cuenta, le habrás dado el nombre de tu hotel. Entonces es muy probable que al día siguiente vuelva con una nueva historia rocambolesca. Asimismo, no dejes que nadie vaya a buscar cambios en tu lugar, ya que te harán una jugarreta. Si quieres compartir, elige un pueblo y entrega a su jefe tus regalos que luego distribuirá a la comunidad.
Entre los restaurantes más apreciados de la capital encontramos en este momento el Sukhothai (cocina tailandesa), el Rabelais (platos franco-africanos), el italiano Da Guido, el Bla-Bla (cocina africana), el Kora (comida franco-africana), el Café del río, el Savana (cocinas varia), el Olympien, etc. Aprovecha tu estancia para probar el dolo (cerveza de mijo), zumo de tamarindo, baobabs o flores de hibisco. Para los amantes de las salidas nocturnas en Bamako, Ibiza es la discoteca más concurrida de la ciudad, pero el No stress o el Byblos (más pequeño) también suelen estar animados.
Al volver de tu viaje a Malí harás feliz a muchos. Te aconsejamos visitar la casa de la artesanía donde conocerás a los artesanos de esculturas de madera, de puertas en relieve Dogon, de joyas Tuareg de plata, de tejidos bogolán, de máscaras, etc. También encontrarás numerosos souvenirs en el mercado de anticuarios de Ngolonina o en otros lugares.