Stanley es una pequeña ciudad de 1.700 habitantes que hace las veces de capital de este territorio del confín del mundo. Las casas están hechas con tejados y chapas de aluminio. En la Brittany House existe un museo que narra la historia del lugar. Hay dos monumentos que conmemoran las batallas libradas contra los argentinos en 1914 y 1982. Lo más interesante sin duda es la visita del puerto. Los barcos, atracados allí durante décadas, cuentan la historia de las grandes rutas marítimas: el Jhelum, construido en 1839 por la Compañía de Indias; el Charles Cooper, paquebote estadounidense construido en 1866 y el Vicar of Bray, magnífico velero de tres palos superviviente de las grandes embarcaciones que trasladaron a los inmigrantes a California a la Conquista del oro.
Al sureste del archipiélago, la pequeña isla de Sea Lion es ideal para pasar algunos días durante el verano austral. Decenas de elefantes de mar descansan en la arena y pueden observarse orcas dando vueltas en el agua. Los expertos en ornitología disfrutarán muchísimo. Toda la familia de los pingüinos está representada en este rincón de tierra.
El pequeño archipiélago de las Malvinas ofrece al viajero entornos áridos, salpicados de matas de hierbas, que emergen de un mar gris y a menudo agitado. Estos trozos de tierra en mitad del Atlántico están poblados por colonias de animales.
Volunteer Point, al norte de Stanley, es un auténtico santuario de animales: aquí, puedes observar la colonia más destacada de pingüinos reyes, pingüinos de penacho amarillo (¡llamados punkies por su cresta en el cráneo!), pingüinos de Magallanes y pingüinos de pico rojo. Allí descansan también cómodamente focas y grandes elefantes de mar con su harem de hembras. El lugar merece realmente unos días de visita (ponte en contacto con George Smith, el propietario)
Lo más típico para comprar en las islas Malvinas es un jersey de lana de oveja trenzado.
Fish and chips, sándwiches de gambas, etc. Puedes encontrar lo mejor de la cocina inglesa. La diferencia es que el pescado se pesca a algunos kilómetros o a unos metros del lugar de degustación.
Los habitantes de las Islas Malvinas, descendientes de británicos o chilenos, son extremadamente hospitalarios. No dudarán en invitarte sin más a tomar un smoko en su casa (un té muy caliente que se toma a mitad de mañana).
Todos los años, el archipiélago se reúne, entre Navidad y el uno de enero en la gran cita anual de invierno en la que tienen lugar carreras de caballos y competiciones de rodeo.
Si vas a viajar tan lejos, aprovecha para pasar algunos días y pasear por los acantilados, observar los manchots pájaros bobos y otros mamíferos marinos, o leer junto al fuego. En la isla de New Island, podrás permitirte ese lujo en la residencia de Ian y Maria Strange (Tel.: 211 85). Más bien austera, ¡pero estás en el confín del mundo! Puedes salir también a pescar: la pesca de la trucha es posible desde el 1 de septiembre hasta el 30 de abril.
La moneda oficial es la libra malvinense (o Falkland), alineada sobre la libra esterlina. Es fácil utilizar los cheques de viaje, pero no es el caso de las tarjetas de crédito, que se aceptan en muy pocos establecimientos.
Es recomendable llevar libras esterlinas al contado y cheques de viaje, porque se pueden cambiar fácilmente (sobre todo en el banco Standard Chartered Bank de Ross Road, en Stanley).
Las principales carreteras son Stanley-San Carlos (70 millas), Stanley-Goose Green (64 millas) y Stanley-Mount Pleasant (40 km). En el resto del archipiélago, hay que circular en 4x4. Hay que pedir siempre previamente a los granjeros su autorización para atravesar sus propiedades. Ten cuidado: existen zonas minadas que no debes atravesar en ningún caso (pide los mapas en la Oficina de Turismo). Hay oficinas de alquiler de coches en Stanley (casi exclusivamente 4x4). Debes llevar un permiso de conducir internacional.
Al margen de Stanley y Goose Green, se circula esencialmente en avión. Existe un servicio aéreo (FIGAS) que comunica las islas y las granjas.
No hay vacunas obligatorias. ¡Lo único que puedes contraer en las Malvinas es un buen resfriado! Un consejo: no olvides llenar tu maleta de jerseys, gorros y bufandas.