Arrasada por un terremoto en 1960, la parte antigua de Agadir no es más que un recuerdo. Al ser reconstruida principalmente con cemento, la ciudad ha perdido su encanto de antaño y decepcionará a los más puristas. Sin embargo, con su gran playa de arena fina de 7 km de largo y sus 300 días de sol al año, Agadir atrae a una multitud de turistas casi permanentemente. Y es que la cuarta parte de la capacidad hotelera de Marruecos se sitúa en esta capital de región, convirtiéndola en la mayor estación balnearia del país. Bordeado de una hilera interminable de hoteles y de residencias de mayor o menor categoría, el frente marítimo se ha convertido en un lugar de moda en la costa atlántica marroquí. Allí, baños de mar y de sol, ociosidad y discotecas constituyen las principales distracciones.
Aún así, las personas más activas podrán practicar allí todo tipo de deportes acuáticos, como windsurf, esquí náutico o paracaidismo ascensional, propuestos por empresas privadas y por lo tanto muy pocas veces incluidos en el precio del viaje. La ciudad dispone también de un campo de golf de 9 hoyos y de varias pistas de tenis. Por último, Agadir puede presumir de tener un centro de talasoterapia ultra moderno, diseñado por especialistas franceses.
Los alrededores de Agadir son bastante pobres en materia de visitas turísticas. En cambio, la carretera de la costa que conecta con Essaouira, es una de las más bellas de la costa Atlántica, y podrás alquilar un coche en Agadir revisando nuestros consejos. No dudes en visitar Agadir en temporada baja, cuando los precios son más razonables y que las brumas veraniegas han desaparecido dando paso a un gran sol.
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En el zoco podrás comprar un montón de souvenirs, especias, alfombras, joyas. Las personas más activas podrán practicar todo tipo de deportes acuáticos, como windsurf, esquí náutico o paracaidismo ascensional
En Agadir hay que ir al puerto para asistir al regreso de los pescadores. Un paseo hasta la alcazaba, de la cual sólo quedan el muro del recinto y la puerta de entrada, permite disfrutar de una panorámica magnifica sobre la bahía. Desde allí se puede seguir paseando hasta el palmeral y el circo de granito rosa de Tafraout. Al norte de la ciudad, una carretera suntuosa conduce al pueblo de Immouzer que domina un bonito palmeral. En las proximidades se encuentra "el velo de la novia", una cascada cuyas paredes han sido blanqueadas por los depósitos calcáreos.
No olvides la crema solar, el sol pega fuerte aunque no se note demasiado a causa del viento.
Evita la ropa demasiado extremada (en particular las mujeres). No hagas top less en las playas.
La cocina marroquí es excelente y ofrece distintos platos con sabores sutiles y variados. El cuscús sigue siendo sin duda el plato típicamente marroquí, pero también se pueden degustar los tajines de buey, de pollo, de cordero. La pastilla se come dulce o salada o una mezcla de ambas. Los brick o la chorba son entrantes apetitosos. Los pastelitos harán las maravillas de los más golosos. Y después de comer, pide un té a la menta.
Podrás traerte numerosos souvenirs. Joyas, objetos de hierro forjado, babuchas, túnicas, especias, objetos de cuero... La artesanía marroquí es muy variada.