Departamento de ultramar ubicado al otro lado del océano Atlántico, Martinica ofrece una de las facetas más exóticas de todo el Estado Francés, siendo un destino seguro y largamente dotado de las bondades de la Madre Naturaleza para el disfrute de locales y turistas.
Pasar unas vacaciones en Martinica es sinónimo de disfrute, de paradisiacas playas de aguas cristalinas y arena fina, así como de paisajes en los que los imponentes acantilados de Salines y Arelt contrastan con el verdor de los bosques tropicales y las zonas costeras, haciendo de éste un destino de los más completo. Los amantes de la naturaleza salvaje no se resistirán al encanto de la arena negra de las playas de los acantilados de Céron y Couleuvre, ubicadas en las laderas del Monte Pelée.Por otro lado, los viajeros más deportistas podrán poner a prueba su resistencia física disfrutando de una de las múltiples rutas de trek por los Pitons du Carbet (Montañas Carbet) y las cercanías del gran volcán, atravesando los hermosos parajes de la isla salpicados de selvas, flores exóticas y hermosas cascadas que año tras año atraen a miles de visitantes de todos los rincones del planeta.
A pesar de sus exóticas playas y amplio patrimonio cultural, Martinica es también un destino en el que la cultura y la tradición están muy presente. Su delicioso ron, junto a las antiguas casas y edificios coloniales, pasando por la casi desconocida tradición del Bélé, sus noches de fiesta en la que se bailan ritmos endiablados, sus deportes típicos, sus coloridos mercados, la gran tradición marinera que caracteriza la isla, una sublime gastronomía que acompaña casi todas sus celebraciones y la gran convivialidad que reina entre sus habitantes, son argumentos de peso para decantarse por realizar un viaje a este increíble lugar de las Antillas Francesas.
Las cálidas aguas del Caribe que bañan la costa sur de la isla concentran la mayoría de hoteles e infraestructuras turísticas, esencialmente en la zona de Trois Ilets, Sainte-Luce/Le Diamant y Sainte-Anne. En este lugar se encuentran las playas más populares de toda Martinica. Por otro lado, la costa atlántica de la zona Sur también ofrece buenos arenales, concretamente en los alrededores de Vauclin, François y Robert; mucho menos frecuentados, siendo especialmente interesantes a la hora de práctica de deportes marinos como el submarinismo para quienes quieran explorar sus preciosos fondos marinos decorados con una preciosa barrera coralina, o en el caso de la zona de François, de un color blanco realmente sorprendente que le otorgan una gran visibilidad. A la orilla, el viajero podrá disfrutar de un apetecible cóctel o aperitivo mientras se deleita contemplando el paisaje más típico de cualquier postal de este pequeño Edén caribeño.
No obstante, a pesar de estas paradisiacas playas, la verdadera esencia de Martinica se concentra en los pueblos y ciudades del norte de la isla. Mucho más accidentada desde el punto de vista geográfico y notablemente menos turístico, tanto la península de la Trinité, la ruta de la Trace, la bahía de Saint-Pierre o de Grand'Rivière, el viajero tendrá la sensación de encontrarse en un destino totalmente diferente. Un paseo por el terraplén casi desierto de Prêcheur, un momento de pausa para contemplar la vuelta a puerto de los pescadores sobre la playa de Tartane, atravesar el puente del río Potiche, realizar una parada en el Salto del Gendarme... El Norte de la Martinica ofrece un amplio abanico de posibilidades.
Desconocidas por muchos a este lado del Atlántico, las Antillas francesas son un destino que realmente merece la pena descubrir. Detrás de las paradisiacas postales de playas de arena blanca y fina y aguas cristalinas el viajero se encontrará con un patrimonio histórico y social realmente sorprendente, en la que destaca la gran hospitalidad de sus risueños habitantes, con los que te invitamos a saborear unas deliciosas accras regadas por un ti-punch o un zumo de guayaba para saborear la verdadera esencia martiniquesa.
En las tiendas de recuerdos de la plaza de la Savane, en Fort-de-France, se puede encontrar cestería, sombreros de paja, joyas artesanales y todas las variedades posibles de ron.
"Bucher" es la dirección clave para adquirir un auténtico madras, el colorido tejido a cuadros con el que se elaboran los tocados y las faldas del traje típico.
Los comercios abren durante la semana de 09:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00. Todos ellos, exceptuando los centros comerciales de Fort-de-France, cierran los sábados por la tarde y los domingos.
La cocina martiniquesa se compone de sabrosos productos traídos de los cuatro confines del mundo, lo que la enriquece con una multitud de sabores exóticos. Si bien los famosos buñuelos o accras de bacalao, comparten fama con el tradicional ponche, los más curiosos también pueden deleitarse con el zumo de caña de azúcar, la típica sopa o blaff de pescado, el colombo (un estofado de cerdo, cabrito y pollo al curry), la ensalada de gombos, el gratinado de chayotes y la sopa de cangrejo. Como complementos ideales, los blancs-mangers, un postre gelatinoso a base de coco, y el ron local, considerado como uno de los mejores o el mejor de las Antillas Francesas, siendo uno de los elementos de mayor peso en la cultura e historia tradicional de la isla. Los paisajes agrícolas de Martinica todavía reflejan esta realidad, siendo también muy frecuentes los lugares en los que el viajero podrá disfrutar de una buena degustación en las antiguas Habitations.
El Carnaval, la fiesta más importante de Martinica, tiene lugar entre el domingo posterior al día de Reyes y el Miércoles de Ceniza. Durante éste se organizan diferentes desfiles y concursos de baile, belleza o disfraces en todos los pueblos de la isla. Éste es con diferencia el periodo del año más festivo del calendario martiniqués.
Los habitantes de Martinica son muy religiosos, y para ellos, la misa de los domingos es el acontecimiento más importante de la semana tanto desde el punto de vista espiritual como social. Para asistir al templo todo el mundo se viste con sus mejores galas, siendo habitual entre las mujeres los vestidos blancos y los parasoles.
A pesar de su cruel apariencia, las peleas de gallos y los combates entre mangostas y serpientes se viven como rituales festivos en las Antillas. Cada fin de semana se organizan varios eventos de este tipo a los que acude un público bastante grande, siendo las apuestas parte integral de esta cultura.
La isla de Martinica dispone de tres zonas costeras de primer nivel: Le Diamant y Trois-Ilets al oeste, y Sainte-Anne al este, todas ellas bañadas por las aguas del Caribe. Estos tres núcleos concentran la mayoría de infraestructuras hoteleras, especialmente presentes en la zona de Trois-Ilets. Los establecimientos más frecuentes son los hoteles de tres o cuatro estrellas, con animaciones más o menos variadas a lo largo del día o por la tarde-noche. También abundan las residencias hoteleras con habitaciones y apartamentos equipados con cocina americana, en los que también se ofrece un servicio de restauración opcional y, a veces, animaciones. Los hoteles clásicos (sin programa de animación) ofrecen únicamente el alojamiento y la restauración (el paquete de algunos touroperadores incluye el vuelo y la estancia). Por el momento, tan solo cuatro hoteles proponen la fórmula todo incluido: el Club Med Les Boucaniers, el Paladien Marouba de Nouvelles Frontières, el Framissima La Batelière de Fram y el Coralia Club Trois-Ilets de Accor Tour. Sus precios incluyen media pensión o pensión completa y todas las actividades lúdicas y deportivas, exceptuando los deportes de motor (terrestres y acuáticos).
Conviene saber que las playas bañadas por las aguas del Caribe (Trois-Ilets y Sainte-Anne), en la costa occidental denominada por los locales "côte-sous-le-vent", están más preservadas de los alisios que las del Atlántico (península de La Caravelle y Le François), en las que el viento no da tregua.
Para estar informado sobre las fiestas y animaciones de la isla, el "Choubouloute", publicación mensual gratuita distribuida por las oficinas de turismo y algunos comercios, os será de gran utilidad. A la hora de encontrar un buen restaurante o la dirección de alguna tienda, os recomendamos haceros con la "Ti Gourmet", una pequeña guía de bolsillo gratuita, disponible también en oficinas de turismo, comercios, hoteles y restaurantes.