La conquista de México por Cortés empezó muy cerca de ahí, en La Antigua, primera ciudad fundada por los españoles y de la que hoy se visitan las ruinas. En pocas décadas la bahía de Veracruz se convierte en el puerto principal que comunica Nueva España con el viejo continente, hasta la Independencia. Su posición estratégica y sus riquezas la convierten en objetivo para los corsarios franceses, holandeses e ingleses antes de ser invadida por el cuerpo expedicionario de Napoleón III y a continuación por la armada americana. Veracruz, cuya importancia económica no para de crecer, también es un fascinante crisol cultural donde se mezclan las influencias mexicanas y caribeñas. Su formidable carnaval, que inflama la ciudad, es testigo de ello y lo demuestra a lo largo de los nueve días previos al miércoles de Ceniza (febrero-marzo). Una visita de la ciudad empieza en Zócalo, cuya animación se multiplica por dos al caer la noche. Enfrente del casco antiguo, la ciudad fortificada magníficamente restaurada de San Juan de Ulúa, de piedra de coral, vigila el puerto de Veracruz.