De Mongolia conocemos sus estepas, esas inmensas llanuras áridas que se extienden hasta que no nos alcanza la vista. Conocemos los caballos salvajes, que corren libres. Conocemos la vida nómada, que los locales siguen manteniendo y prefiriendo antes que cualquier urbanización. Mongolia, la conocemos sin conocerla, porque esconde numerosos tesoros que ni imaginamos. El país se cruza con tres cadenas montañosas, del Oeste a Este: el Altai, los montes Kangai y los montes Khentii. Al norte encontramos los Grandes Lagos, al Este, las estepas, al sur, el desierto del Gobi.
Comenzad vuestra visita por Úlan Bator, la capital. Pese a la débil densidad del país, la mitad de la población, encontramos ahí a la mitad. Una vez en la ciudad, no os vais a creer lo que os encontráis: atascos, vida nocturna y construcción de torres. Algunos barrios de los nuevos ricos contrastan con los barrios pobres. Con la economía de mercado y el desarrollo industrial, el país ha conocido un fuerte éxodo rural hacia la capital. En la capital, aprovechad para pasearos en la plaza de Sükhbaatar, visitar el memorial de Zaïsan o ver el palacio de invierno de Bogd Khan.
Para los viajeros en la búsqueda de un rincón de naturaleza, no os perdáis el Lhövsgöl Nuur, lago que se sitúa al extremo sur de Siberia. Bici, kayak, o incluso trekking, esta tierra de aventuras es un paraíso para los deportistas. Para los habitantes, es un algo lugar espiritual, origen de inspiración de chamans, donde viven los espíritus de las aguas. No olvidemos que el chamanismo está muy presente en la cultura mongola desde siempre (pese a que ahora el budismo sea más reciente). En cuanto a los amantes de los paisajes áridos y desérticos, la visita al desierto de Gobi es obligatoria, al torso de unos camellos, contemplar las dunas de arena...
Impensable de ir a Mongolia sin pasar por las estepas. Estaréis acogidos en las yurtas de los nómadas como un miembro más de la familia. Su gentileza no es sólo leyenda. No solo os ayudarán a seguir vuestro camino sino que os propondrán abrigo y lugar donde dormir. La costumbre quiere que entre nómadas mongoles, la ayuda forme parte de la base de la conexión social y que cada uno participe a ello a su manera.
Si no queréis pararos a un lugar preciso sino recorrer el país, podéis subiros a bordo del tren Transmongoliano para un viaje que siempre recordaréis. El tren, que une Rusia y China pasando por Mongolia, no es solo un método de transporte pero también una de las mejores maneras para descubrir el país. Los paisajes de Mongolia te dejarán perplejo...
Alfombras, ropa de cuero y de lana, cachemires y pinturas forman parte de los objetos que encontrarás en las tiendas de la capital. Puede que te tiente ir a dar una vuelta por el mercado de Ulan-Bator, un rastro que está un poco a las afueras de la ciudad. Cuidado que hay muchos carteristas. No hay una norma fija, pero la mayoría de las tiendas de Ulan-Bator están abiertas, por lo general, de 10:00 a 20:00 entre semana y por la mañana durante los fines de semana.
La composición de las comidas depende de la región donde nos encontramos, pero también de la época del año. En Ulan-Bator puedes encontrar una gran oferta e incluso restaurantes de comida occidental, pero en el resto del país no te quedará más remedio que adaptarte a las costumbres locales. También hay que saber que el desayuno y el almuerzo son las dos comidas principales del día. En el sur la carne de cordero y de camello forman parte de la base alimenticia. Durante todo el invierno las provisiones de los nómadas se guardan congeladas y en esta época la leche escasea. La comida se limita a menudo a una sopa de carne y de pasta. La necesidad de calorías es lo más importante para soportar el frío así que es una época en la que se come grasa de carne hervida. Los platos cocinados se toman más en verano. Por la mañana y por la tarde el té con leche se sirve con boortsogs, galletas fritas en aceite y carne hervida. Con la llegada de la primavera los productos lácteos reaparecen. A base de leche de yegua o de camello, el koumis es indisociable del régimen de las estepas. La leche se toma siempre hervida y nunca sola. Por ejemplo, se añade al té con sal. Las mujeres hacen también urum, una especie de mantequilla blanca que se sirve sola o con queso. El aruul, leche cuajada que se deja deshidratar al sol, está tan duro que es mucho más fácil chuparlo que masticarlo. La leche también es la base de bebidas alcohólicas que llevan diferentes nombres en función de las regiones. El arkhi (10 a 12°) se toma como el vodka pero no tiene los mismos poderes devastadores. Algunos mongoles tienden a optar por esta última opción que es mucho más expeditiva.
Los mongoles tienen una sólida fama de gente acogedora, pero son extremadamente tímidos y esconden a veces su malestar detrás de una sonrisa. En cuanto sales de las grandes ciudades necesitas alguna información básica respecto al comportamiento que hay que tener en la yurta (ger para los mongoles). Si no lo haces seguramente transgredirás prohibiciones inimaginables que pondrían incómodos a tus anfitriones. No se entra en un ger como Pedro por su casa ya que el hábitat tradicional de los mongoles se rige por innumerables códigos que a menudo tienen su origen en la superstición. Lo que parece secundario a nuestros ojos podría percibirse como una amenaza para el equilibrio y la felicidad familiar de los mongoles. He aquí algunos ejemplos: baja siempre las mangas de tu camisa, siempre hay que poner primero el pie derecho y hay que tener cuidado de no pisar el umbral. Una vez en el interior, no te quedes de pie y siéntate donde te indique el cabeza de familia. El fuego es objeto de culto particular, así que evita alargar las piernas hacia él y tirar cosas dentro. Por otro lado, aunque los nómadas se hayan ido, los mongoles que te acompañan verían muy mal si andas sobre las cenizas del fuego. Durante tu periplo, en lo alto de los puertos de montaña o en algunos cruces de caminos, párate cerca de los oboos, un montón de piedras o de ramas en forma cónica considerado como la residencia de los espíritus. Los mongoles llevan a cabo varios rituales poniendo en ellos crines de caballos o un trozo de tela. No muestres signos de impaciencia ya que hay que dar tres vueltas antes de continuar el camino. Por último, conviene saber que orinar en el agua es un sacrilegio.
La protección de las costumbres en el seno de las estepas es vital. Los mongoles son un pueblo de nómadas desde hace miles de años. Tanto en las ciudades como en las estepas, los locales viven en grupos, renunciando a toda forma de comodidad, pese al modernismo y la urbanización. En el grupo, la organización es muy importante: la entrada se orienta hacia el sur, el sitio de honor (para los invitados) se sitúa al fondo a la izquierda, y en la parte trasera es donde se exponen los objetos de valor. Cada familia posee un pequeño altar donde encontrar fotos e imágenes budistas.
El Nadaam (que significa juego) es una de las fiestas principales de Mongolia. Durante dos o tres días, vemos carreras de caballo, concursos de arqueros o incluso combates. Todos los habitantes de los pequeños pueblos participan.
Incluso si es posible conseguir un visado in situ, es preferible hacer los trámites en España antes de emprender el viaje. Los transportes internos son aún caóticos y si no quieres perder tiempo lo mejor es pasar por un tour operador español. Te propondrá circuitos en grupo o un itinerario a la carta para los que quieran libertad.
Dormir con los nómadas es una experiencia que hay que vivir. Las pequeñas tiendas en las que viven tienen lo mínimo para vivir, camas, mesas, sillas, sartenes e a veces incluso una tele o una radio. En cuanto a invitado, no llaméis a la puerta, pero decid ?Nokoï Khogio? para avisar de vuestra llegada. Hay algunas reglas que respetar una vez dentro, por ejemplo evitar tener los brazos destapados, silbar y entrar con el pie derecho.
Mongolia es el país ideal para iniciarse en la equitación. Aprovechad para hacer paseos, acompañados por guías locales: los caballos mongoles son medio salvajes, por lo que un poco complicado domarlos al principio. Los del parque nacional Gorkhi-Terelj y de Bogdkhan Uul son perfectos para el día, pero si preferís una excursión de varios días, os aconsejamos ir a Khölvsgöl Nuur, la zona protegida de Khan Khentii.
Coged con las dos manos lo que os den. Comed y bebed lo que os ofrezcan, no cogerlo es un acto de mala educación. La noción de educación es muy importante en Mongolia. Por ejemplo, si empujáis sin querer a una persona por la calle, dadle la mano inmediatamente como signo de disculpa. Si os encontráis con una persona de más edad, dejadla pasar en primer lugar. Si vuestro huésped os ofrece Arkhi, la costumbre dice que hay que mojar su dedo y que lancemos algunas gotas al aire.