Esta localidad, situada a pocos minutos de Stevi Stefan, acoge a numerosos turistas franceses y ha sabido conservar el encanto que poseía antaño. Las antiguas mansiones de piedra de Venecia dan a un bonito puerto pesquero rodeadas por pinos y cipreses. El entorno es el típico de los pequeños pueblos del mar Adriático.
La playa de Petrovac es larga, ideal para hacer largas caminatas por el paseo marítimo. El entorno es excepcional: una bahía coronada por montañas, un misterioso islote mar adentro y un castillo veneciano que cierra la playa en su extremo oeste. El paseo peatonal es agradable con sus bares, restaurantes y terrazas, y sus casas típicas de piedra.
La fortaleza Kastelo, herencia de los venecianos, data del siglo XVIII.
Petrovac está muy bien situada para hacer una excursión a Albania, a menos de una hora por carretera. Si quieres bañarte o abandonarte al dolce far niente, dirígete al club de playa, en el extremo este de la playa. En el club encontrarás tumbonas y sombrillas a disposición de los clientes, en una terraza de piedra. El snack bar encaramado en el acantilado permite disfrutar de unas magníficas vistas panorámicas al mar y la costa que se extiende en dirección a Albania por un lado, y sobre la bahía de Petrovac por el otro. Puedes alquilar barcas de pedales.
La calidad de la arena de la playa de Petrovac deja mucho que desear: grava gruesa en tonos naranjas y algunos guijarros. Te aconsejamos llevar sandalias. Esta playa no es propicia para el baño debido a las olas, la corriente, la ausencia de vigilancia y bandera. Falta espacio para extender la toalla puesto que, a pesar de que la playa es larga, la distancia entre el paseo marítimo y el agua es limitada. Esto es un problema en el mes de julio y agosto, cuando la playa está hasta la bandera.
El restaurante a la carta Oliva del hotel Rivijera ofrece una cocina mediterránea de alta calidad preparada por uno de los chefs más famosos de Montenegro.