La puerta de entrada de la mayoría de viajeros que llega a Nepal es no es otro que el Aeropuerto Internacional de Katmandú, la única terminal de estas características de todo el país. La capital nepalesa es sorprendentemente activa. Las calles principales a menudo están reventar y los atascos en hora punta son muy frecuentes y en ocasiones llegan a durar varias horas. Pero a pesar de lo fatigosa que puede llegar a ser la principal urbe nepalesa, la belleza de su paisaje urbano y la superposición de los techos de los edificios modernos y de las tradicionales pagodas cultivarán al viajero, que encontrará en el casco antiguo de la ciudad, en la zona de los templos, uno de sus más bellos rincones aislados de la multitud y de la frenética actividad que hay en ella. El sitio de Swayambhunath y los monumentos de Durbar Square son el mejor ejemplo de la bella arquitectura del país. Thamel, el barrio turístico por excelencia, también tiene su encanto. Esta colorida zona destaca por la enorme cantidad de vendedores ambulantes que pueblan sus calles ofreciendo todos tipo de productos y mercancías.
Fuera de la capital, la ciudad de Pokhara, la tercera más importante de Nepal, ofrece a los visitantes un soplo de aire fresco y puro característico de las zonas de montaña. A lo largo de la rivera del lago Phewa se encuentran la mayor parte de los hoteles e infraestructuras hosteleras de clara vocación turística, siendo sin embargo un excelente lugar para salir a dar un paseo. En esta localidad el viajero tendrá la oportunidad de realizar diferentes actividades como dar un paseo en barco, prácticar parapente, rafting o realizar un recorrido en moto. El casco antiguo de Pokhara parece reservado a la población local, ya que son muy pocos los turistas que visitan el centro histórico de esta localidad, considerada como la primera etapa de la gran ruta que rodea el Anapurna.
El territorio nepalés comprende un tercio de la cordillera del Himalaya, albergando diez de los catorce picos más altos del planeta. Las intrépidas rutas que se desarrollan entre las escarpadas montañas y enormes llanuras que caracterizan la geografía de este país, son frecuentadas por senderistas y montañeros de medio mundo. Este es el mejor momento para mezclarse y tratar de interactuar con la población local, y en especial con el célebre pueblo Sherpa característico de esta región, que os harán descubrir algunos de los antiguos monasterios aislados en este mar de montañas. Los nepaleses son conocidos por su gran hospitalidad para con los viajeros y extranjeros que visitan el país. Si os veis en apuros y alguien os ve, seguramente no tendréis ni que pedirles ayuda. Ellos mismos vendrán a ver que necesitáis.
En la zona sur de Nepal, las llanuras de Terai y sus preciosos parques nacionales se antoja como la mejor recompensa tras horas y horas de marcha por las laderas y senderos de la montaña.El Chitwan National Park es el lugar ideal para observar la fauna nepalesa a lomos de un elefante. El rinoceronte unicornio, el legendario tigre de Bengala o el mítico y casi desparecido leopardo de las nieves, son las tres especies más destacadas que atesora este espacio natural.
Los Newars, los primeros habitantes del valle de Katmandú, son conocidos por su gran aportación al patrimonio artístico del país, especialmente en los últimos siglos. Por encima de los 4.000 metros de altitud únicamente viven los criadores de yaks durante el verano.
La religión es uno de los pilares más importantes de la cultura nepalesa. El hinduismo y el budismo, las dos religiones principales, conviven en armonía e incluso en ocasiones es común ver como los sacerdotes de uno y otro credo realizan plegarias juntos. Lumbini, el lugar donde nació Buda, es un lugar de peregrinaje para los budistas de todo el mundo, como también lo es Janakpur para los fieles hindúes.
Los famosos khukuris (cuchillos) de los soldados gurkhas, que los nepaleses llevan a la cintura, los delicados saranghis (violas) de los cantantes ambulantes, los cuencos tibetanos de bronce, el papel para cartas nepalés, decorado con motivos tradicionales, los molinos de oración... En Thimi (cerca de Bhaktapur), se pueden encontrar bonitas piezas de cerámica en forma de animales y un gran número de máscaras y marionetas en papel maché que representan a las distintas divinidades. La artesanía tibetana se centra en los objetos de culto, las alfombras tradicionales (una alfombra de pura lana de 1 m x 2 m viene a costar un mínimo de 80 USD), los cuencos de té o tsampa, de madera o de plata tallada, las joyas y las copias de máscaras antiguas, entre otros. Un recuerdo que no puede faltar en tu maleta de regreso son las thangkas, unas pinturas murales enmarcadas con brocados que representan escenas religiosas, o las mandalas, composiciones geométricas que simbolizan el universo.
Un lugar interesante para hacer tus compras es Baber Mahal, un antiguo palacio rana de Katmandú que alberga una gran cantidad de tiendas y restaurantes. Los comercios abren pronto por la mañana (hacia las 07:00) y cierran al caer de la tarde. En ocasiones cierran al mediodía. Los sábados y las fiestas oficiales también descansan.
El plato nacional de Nepal es el dal bhat, un energético guiso elaborado a base de lentejas, verduras y arroz blanco, en ocasiones acompañado de patatas y/o yogurt. En general, podría decirse que la gastronomía nepalesa es esencialmente una mezcla de la cocina de la India y el Tibet. Los clásicos curris hindúes tienen un gran protagonismo como también es el caso de los platos que combinan varios elementos al estilo garam masala.
El gurr, una torta de patatas, es la comida cotidiana de los sherpas. En las regiones cercanas al Tibet, los habitantes se alimentan con tsampa, una papilla de harina de cebada que se sirve cruda. La cocina tibetana también se puede comer en numerosos restaurantes de Katmandú: thupka (sopa de carne), momos y kothays (una especie de raviolis rellenos de carne, fritos o hervidos), tenthuk (similar a una lasaña de tomate y espinacas), sha bhalep (pan de carne)... El té a la tibetana se bebe salado y acompañado con una mantequilla de yak. También puedes probar el charg, una cerveza a base de granos de cebada o arroz fermentados.
Antes de viajar a Nepal conviene interiorizar dos normas de vital importancia: descalzarse antes de entrar en una casa o en un edificio religioso, y rodear los templos y las estupas en el sentido de las agujas del reloj. De igual manera, evita señalar a las estatuas o a las personas con el dedo, ya que este gesto está muy mal visto. Al cruzarse con alguien por el campo, se suele saludar juntando las manos y pronunciando la palabra "Namaste". En lo que a las compras se refiere, al igual que en los países vecinos, el regateo es una práctica muy común y forma parte de la tradición. A la hora de comer, evitad comer o beber en los platos de otras personas. Si decides comer con las manos al estilo nepalés, utiliza solo la mano derecha.
Si has previsto realizar un trekking por tu cuenta, te conviene contratar una agencia local para que se ocupe de la logística. Ésta se encargará de encontrarte un guía (indispensable) y un porteador, y te garantizará asistencia legal en caso de dificultades. Antes de salir, es obligatorio suscribir un seguro de vida que cubra la repatriación. Asegúrate de que tu póliza incluya una cláusula de repatriación por helicóptero hasta Katmandú, aunque debas pagar una prima suplementaria.