Trondheim, la antigua capital del país, es sin duda alguna el alma de Noruega. Situada al fondo de un fiordo en la desembocadura del Nidelva, la ciudad que todavía corona a los reyes, mezcla tradición con naturaleza. Trondheim no carece de lugares de interés: la Catedral gótica de Nidaros, el museo de Historia de la Música, el festival de Saint-Olaf o incluso la pesca de salmón en el centro de la ciudad.