Publicado el 16/11/2018 (Modificado el 19/11/2018)
En muchas ocasiones necesitamos las vacaciones para descansar y decidimos quedarnos en casa para recuperar fuerzas. Pero viajar y descansar no son incompatibles. Aunque tengamos que alejarnos de las ruidosas y frenéticas ciudades, trasladarnos al lugar correcto nos ayudará despejar cuerpo y mente. En nuestro viaje el yoga será nuestro aliado. Por eso, en este artículo os recomendamos los 10 lugares más pacíficos y hermosos del mundo para practicar yoga y para regalarnos unas vacaciones llenas de paz y de relax.
Tailandia es uno de los países más soñados entre los amantes y practicantes del budismo. Pero si hay una ciudad que debes visitar para practicar yoga esa es Chiang Mai. Los locales se muestran muy acogedores con los turistas y les ofrecen experiencias espirituales muy completas y a un precio muy económico. En Chiang Mai hay múltiples centros de yoga, templos y monasterios que imparten clases, charlas y cursos de meditación en inglés. Asimismo, una gran parte de la oferta hotelera incluye en sus servicios programas adaptados y especializados en diferentes tipos de yoga y de meditación. Un lugar único que no te puedes perder y donde encontrarás la calma más absoluta y unas vistas espectaculares es el Parque Nacional Doi Inthanon que alberga el monte más alto de Tailandia y que lleva el mismo nombre que este Parque. - © Patrick Foto
Muy cerca de Machu Picchu y de la ciudad de Cusco, se encuentra un lugar que fue sagrado para los incas y que hoy lo es también para los yoguis, y así lo dice su nombre. Se trata del Valle Sagrado de los Incas es un lugar privilegiado que se encuentra en plena cordillera de los Andes. El río Urubamba atraviesa el valle y a sus orillas encuentras pequeños pueblos coloniales y diversos asentamientos incas. El valle es descrito como un espacio rodeado de naturaleza, tranquilidad y energía milenaria. En él se organizan retiros espirituales que pueden durar hasta 20 días para conectar con la naturaleza y con uno mismo. Participan personas procedentes de todo el mundo quienes además tienen la posibilidad de conocer otras prácticas como las tradiciones chamánicas ancestrales, de veneración a la Tierra y sanaciones. Una manera de entrar en pleno contacto con su cultura y su naturaleza. - © DVrcan
Milos es una de las Islas Cícladas más valiosas de Grecia. La paz y tranquilidad de Milos no se encuentra en otra isla. No se trata de Santorini o Mikonos, que ya están muy masificadas y es difícil encontrar un lugar donde desconectar del mundo y relajarse. En Milos encontrarás, además de tu paz interior, impresionantes playas de aguas cristalinas y pequeños pueblos pesqueros que le confieren un indudable encanto. En Milos tendrás la oportunidad de practicar yoga a la orilla del mar. Para eso os recomendamos la Playa de Sarakiniko, situada al norte de la isla. Se trata de una playa de hueso blanco, a menudo comparada con el espacio lunar. Su particular apariencia se debe a la erosión de las rocas volcánicas por el viento y las olas. El blanco es un color que transmite calma y el azul del mar nos hace sentir relajados y a gusto con nosotros mismos, por lo que no hay mejor lugar para dejar que nuestra mente y cuerpo se relajen. - © Kateryna Sypailova
Ubud es para muchos el epicentro del yoga. Su nombre significa medicina
y es que, practicar unas horitas de yoga entre sus arrozales y bosques cura todos los males. Si has visto la película Come, reza, ama
te habrás percatado de que Ubud es un auténtico paraíso zen
donde es posible contactar con sanadores holísticos e instructores de yoga.
Aunque la práctica tradicional está enfocada en el hinduismo balinés, al ser un destino tan turístico encontrarás una gran variedad de prácticas del yoga. El turismo en Ubud está enfocado precisamente en la cultura, en el yoga y en la naturaleza. Merece la pena descubrir sus reservas naturales, las técnicas balineses de hidroterapia y sus templos, los cuales también nos transmitirán mucha serenidad. Ubud juega con la ventaja de que las temperaturas son más frescas y hay menos tráfico que en otras ciudades. Aunque te recomendamos asistir al Bali Spirit, un festival celebrado en Ubud durante una semana en la que se practica yoga y también se vive la música. - © Anna Berkut
El desierto siempre es asociado a un oasis de paz, a la calma más absoluta. Por eso, un destino idóneo donde relajarnos mientras practicamos yoga es el desierto del Sahara. Desde Marrakech se organizan múltiples escapadas espirituales a este desierto enfocadas en esta práctica y en la meditación. También, para desconectar del todo de la rutina y vivir una experiencia única puedes pasar la noche en un campamento de tiendas bereberes y disfrutar con ellos de su cultura y gastronomía. Los colores anaranjados del desierto, las estrellas en el cielo y los camellos trepando por las dunas convertirán el entorno en un lugar de belleza única. Ideal para conectar con tu cuerpo y dejarse llevar por el silencio del desierto. - © yas6ka
No solo la arena del desierto combina a la perfección con el yoga. También el mar. Y para practicar el conocido como SUP yoga o yoga flotante
no hay nada mejor que hacerlo de la mano de los expertos hawaianos. El yoga es uno de los deportes más populares de Hawái. La modalidad que está más de moda ahora es aquella que se practica sobre una tabla en el agua del mar o de la piscina. Además, está comprobado que el sonido del mar nos hace sentir más relajados.
En las islas hawaianas, esta práctica es muy económica y siempre guiada por expertos que llevan practicando toda su vida este deporte. Aprovecha y disfruta de otras actividades también típicas de Hawái como los deportes náuticos, nadar con delfines, excursiones a la montaña y aprende sobre la medicina natural, la astrología y la cultura hawaiana.
Si debemos recomendarte una localidad en Hawái, esa es Paia, situada en la isla de Maui, se trata de un pueblo hippie donde locales y turistas vienen a desconectar para disfrutar de los pequeños placeres de la vida y sentirse libres. - © Anna Om
También el desierto de Mojave, ubicado al suroeste de Estados Unidos, ha sido elegido como lugar de retiros espirituales. Su particular situación de aislamiento entre montañas lo confiere una gran tranquilidad. Parte de su área se encuentra protegido por la Reserva Nacional Mojave y los Parques Nacionales Joshua Tree y Death Valley. Practicar yoga con los paisajes tan espectaculares que llenan el desierto y el agradable sonido de los manantiales es una experiencia única que todo viajero yogui debería probar. - © Brent Coulter
Irse de retiro espiritual, por mucho que queramos alejarnos de la rutina, no implica necesariamente tener que cruzar la frontera. En Huesca se encuentra el Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido que acoge retiros de yoga y clases en grupo outdoor durante prácticamente todo el año, excepto en invierno. En este entorno idílico es posible practicar la meditación a través del yoga y también del senderismo. Las vistas de las clases son espectaculares y la sensación de estar en medio de la naturaleza meditando, respirando aire puro y escuchando tan solo el piar de las aves pirenaicas es inigualable. Y, a tan solo una hora del Parque, te recomendamos visitar el Centro Budista de Panillo (Huesca) llamado Dag Shang Kagyu, se trata de un centro de retiro, práctica y estudio del Dharma impartido por los lamas. - © Isaias Ibanez
El Himalaya reúne todas las condiciones necesarias para vivir una experiencia espiritual única e inolvidable. En primer lugar, por ser la cuna del budismo tibetano y, en segundo lugar, por la espectacularidad de los paisajes que invitan a meditar y sentirse en plena libertad. Muchas empresas ofrecen una experiencia de inmersión teórico-práctica en el verdadero yoga, acompañada de una magnífica travesía por los bosques y montañas del Himalaya, con vistas al monte Everest y paisajes teñidos de blanco. Es una buena forma de coger fuerzas y aprovechar el viaje para visitar los países que bordean lel Himalaya. Seguro que Nepal, Bután, China y la India te hacen disfrutar también a su manera. - © Ann Dudko
Lanzarote no es una isla cualquiera. Si tienes la suerte de visitarla, explora y descubre todo lo que esta puede ofrecerte. Practicar yoga en grupo, o incluso en solitario, en medio de paisajes teñidos de negro por la arena volcánica es una sensación única que no todas las islas pueden ofrecerte. Cualquier rincón entre las rocas a la orilla del mar es perfecto para practicarlo. Y después de la clase, te aconsejamos un paseo tranquilo a pie o en camello por el Parque Nacional de Timanfaya. - © Viktor Gladkov