Publicado el 16/09/2022

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4 templos egipcios que se encuentran fuera de Egipto

Si alguna vez has estado en Madrid, seguramente te hayas preguntado qué diablos hace un templo egipcio en pleno centro de la ciudad. Y es que la presencia de este singular monumento?que desde hace ya algunas décadas forma parte de los más destacados de la capital?puede llegar a confundir a muchos turistas. Pero, ¿y si te dijésemos que el templo de Debod no es el único que se encuentra fuera de las fronteras de su país de origen? Te contamos cuales son y en que ciudades están localizados.

En la década de 1960, el faraónico proyecto para la construcción de la presa de Asuán puso en serio peligro la integridad de hasta 24 antiguos templos y reliquias de origen egipcio, romano y griego, localizados en la región de Nubia, que corrían el riesgo de verse sepultados para siempre bajo las aguas de lago Nasser.  Para evitar esta tragedia, la UNESCO pidió ayuda a la comunidad internacional para tratar de salvar el mayor patrimonio posible, siendo España uno de los países que envió sus equipos de arqueólogos para colaborar con el traslado y rescate de estas construcciones milenarias, junto con Italia, Países Bajos y Estados Unidos. Como agradecimiento por la ayuda prestada, las autoridades egipcias decidieron regalar un templo a cada uno de los estados implicados.

Templo de Ellesiya (Turín)

Construido bajo el reinado del faraón Tutmosis III--perteneciente a la 18ª dinastía--en el siglo XV a. C. para venerar a los dioses Amón-Ra, Horus y Satet; el Templo de Ellesiya se encontraba originalmente localizado entre la primera y la segunda catarata del río Nilo, a unos 225 kilómetros al sur de Asuán, en la región de Nubia. Se trata de un hemispeos, o templo de tipo rupestre excavado directamente en la roca de una meseta. Su planta tiene una forma de T invertida y unas dimensiones de unos 6,30 metros de largo por 5,5 m de ancho. La peculiaridad arquitectónica más característica de este templo es su techo con bóveda de cañón, algo que nunca se había logrado en templos rupestres anteriores. 

En reconocimiento a la ayuda prestada por el estado italiano, el monumento fue donado en 1965 para ser ubicado en el prestigioso Museo Egipcio de Turín, el segundo más importante de su género después del Museo Egipcio de El Cairo. En la década de 1990 fue completamente restaurado por el equipo de egiptólogos del museo bajo las órdenes del arqueólogo Silvio Curto.

Templo de Dendur (Nueva York)

Este templo, que toma su nombre de la ciudad en dónde fue erigido, fue construido en el año 15 a. C. por orden del emperador Augusto durante la época en la que Gayo Petronio ejerció como prefecto de Egipto. Fue levantado en honor a la diosa Isis y su conjunto mide 25 metros de largo y ocho metros a su punto más alto. Los muros del templo están decorados con relieves. En la parte inferior pueden apreciarse plantas de papiro y loto, ambas características del río Nilo, el cual también aparece representado por el dios Hapy. Por su parte, en la entrada del templo pueden apreciarse releives que hacen referencia a  Horus Behedety, mientras que en los muros exteriores presenta al emperador Augusto como faraón, presentando ofrendas a las deidades Isis, Osiris y su hijo Horus. La figura del emperador romano también vuelve a aparecer en la primera sala del templo. 

En el año 577 el templo fue transformado en una iglesia cristiana copta, modificando así su interior. Sin embargo, con el paso del tiempo, estas modificaciones son hoy casi inapreciables. 

Tras su rescate, la primera parada de los 642 bloques que componen el templo fue la isla de Elefantina. Pero en 1965, su conjunto fue donado a Estados Unidos, siendo posteriormente instalado en el prestigioso MET de Nueva York.


Templo de Taffa (Leiden)

La construcción del Templo de Taffa fue otro de los caprichos del emperador Augusto en Egipto. Este fue inicialmente concebido como ofrenda a la diosa Isis, pero en realidad formaba parte de la fortaleza romana de Taphis, situada al sur del país. Con el paso de los siglos, acabó por convertirse en un lugar de templo cristiano, pudiendo observarse en una de sus paredes una descripción en griego así como una cruz.

El complejo, de 657 bloques y 250 toneladas, fue trasladado piedra por piedra a los Países Bajos en 1971 en recompensa a los trabajos realizados por el equipo del egiptólogo neerlandés Adolf Klasens para la salvación del patrimonio egipcio amenazado por la construcción de la presa de Asuán. Éste fue instalado en el Rijksmuseum van Oudheden de Leiden, en donde se construyó un lugar específico para albergar el templo en el ala del Museo Nacional de Antigüedades de la ciudad de Leiden.

Templo de Debod

Templo de Debod

© Shutterstock

Por último pero no menos importante, el fabuloso Templo de Debod, uno de los grandes emblemas de la ciudad de Madrid, fue donado por las autoridades egipcias en 1968, llegando a nuestro país en junio de 1970 a través del puerto de Valencia. Su inauguración oficial no se produjo hasta julio de 1972, convirtiéndose en el monumento más antiguo que atesora la capital del Reino, ya que su construcción de remonta al II a. C. bajo el reinado del monarca nubio Adijalamani de Meroe, quién mandó levantar una capilla dedicada a los dioses Amón e Isis en la localidad de Debod, localizada a orillas del río Nilo, cerca de la primera catarata en la baja Nubia.


Posteriormente, varios reyes de la Dinastía Ptolemaica erigieron nuevas estancias alrededor del núcleo original hasta darle un aspecto cercano al que presenta hoy en día. Tras la conquista de Egipto por el Imperio romano, los emperadores Augusto, Tiberio y, puede que también Adriano, culminaron la construcción y decoración del edificio, que en el siglo VI terminaría siendo abandonado tras la conversión de Nubia al cristianismo.


Su instalación, sobre el alto en el que se encontraba el Cuartel de la Montaña, respeta prácticamente la misma orientación que en su lugar de origen, de este a oeste. Los estanques adyacentes a los pilonos de acceso fueron agregados como representación de las aguas del río Nilo. 


Según cuenta la leyenda, al caer la noche los visitantes pueden sentirse observados por la figura de un felino, que según los escritos funerarios del antiguo Egipto, sería el dios Amón--el dios de dioses--actuando como custodio del santuario que Adijalamani de Meroe ordenó levantar en su honor al en la Baja Nubia hace más de 2.200 años.