6 peculiares especialidades culinarias francesas que deberías probar

Si te basas en los estereotipos, probablemente pondrás a los caracoles en el primer puesto de esta lista junto a las ancas de rana, pero hasta que no los pruebes de verdad no podrás tener una opinión sincera sobre este plato. Puede que te lo imagines como un producto gomoso y extraño, pero si pruebas los auténticos, será difícil que no conquisten tu paladar, ya que si los comes en su punto, te maravillarán con su deliciosa mezcla de mantequilla cremosa, perejil fresco y ajo finamente picado. Puede que pienses que no se trata de un plato de lo más refinado, pero te aseguramos que mojar una deliciosa baguette en la sabrosa salsa resulta de lo más adictivo. 

Puede que este plato sea uno de los más controvertidos de esta lista, pero según algunos de los más prestigiosos chefs, los ris de veau son auténticas delicias cuando están bien preparados. Puede que te inquiete saber que los ris de veau son en realidad mollejas, pero si te las prepara un buen cocinero, cambiarás inmediatamente de opinión. A menudo se guisan y se sirven en una salsa de mantequilla o empanadas y fritas, lo que les da un sabor único. Una asociación bastante común es servirlas con setas, pero también se utilizan para hacer otras preparaciones como el vol-au-vent o los bouchées à la reine, que son pasteles salados tradicionales rellenos de carne y cubiertos con una salsa.

Si no eres francés, probablemente la idea de comer carne cruda te resulte bastante extraña, pero no dejes que eso te perturbe porque una vez que te acostumbres, ya no podrás parar. El steak tartare es un plato tradicional en las brasseries francesas, y especialmente agradable durante el verano, ya que tiene un sabor muy fresco. La carne picada cruda se condimenta con cebolla picada, alcaparras, mostaza, salsa Worcestershire, salsa picante, una yema de huevo crudo, sal y pimienta, lo que la hace muy sabrosa. Sin embargo, hay que saber que no todos los steak tartares son iguales: para poder degustar esta verdadera joya de la gastronomía gala, hay que pedirlo en un lugar en el que sirvan carne de verdadera calidad, y preferiblemente pedir el "steak tartare au couteau", lo que significa que el propio cocinero está cortando la carne con un cuchillo en lugar de utilizar carne picada ya preparada, que está lejos de ser tan sabrosa.

Puede que no los consideres un alimento extraño, pero los erizos de mar (oursins en francés) no tiene precisamente un aspecto de lo más atractivo debido a las púas que tienen en la parte superior, y que hace de ellos un alimento un tanto peligrosos ya que son difíciles de abrir sin hacerse daño. Por eso, lo mejor es pedirlos en un restaurante, ya que ellos se encargarán del trabajo duro por ti. Hay diferentes maneras de comer estas delicias: puede comerlas como ostras en su media concha, probar el tierno coral que hay en su interior, o incluso mezclarlos con una salsa o con huevos revueltos. Por supuesto, este no es un plato que se pueda comer todos los días, ya que su precio no es precisamente accesible para todos los bolsillos. Pero cuando los pruebes seguro que querrás más y más, ya que su gusto resulta realmente adictivo. 

Probablemente no sea el plato francés más famoso, pero la médula ósea es sin duda algo delicioso. Un auténtico manjar que enloquece a los amantes de la comida. Puede que pienses que tiene un aspecto extraño, ya que se trata de la médula amarilla o tuétano presente en los huesos largos, pero te prometemos que el sabor será increíble si eres lo suficientemente aventurero como para probarlo. Tiene un rico sabor gracias a su alto contenido en grasa, y suele comerse sobre pan tostado con sal marina gruesa espolvoreada. Tal vez no lo sepas, pero también forma parte de muchas otras recetas de distintos orígenes: por ejemplo, el pot-au-feu francés, que es un caldo elaborado con carne de vacuno y verduras, la sopa vietnamita pho, y el osso buco italiano.

También consumidas en España, las "tripes" se hacen con el revestimiento del estómago de un animal. Solo que en esta receta son cocinadas con una pezuña de vaca, zanahorias, cebollas, hierbas, puerro y clavo. Es una receta típica de la ciudad de Caen, en Normandía, que se ha hecho increíblemente popular después de la Segunda Guerra Mundial, y en la mayoría de los restaurantes podrás verlo en el menú como uno de los favoritos de los locales. Pero además de la importancia cultural de este plato, también hay que saber que es un brillante alimento saludable gracias a su alto contenido en colágeno.