Publicado el 02/08/2020
Si Madeira es popularmente conocida como la Isla Jardín o el Jardín del Atlántico no es por nada. Y es que además de contar con un patrimonio natural para quitarse el sombrero, y un buen puñado de interesantes pueblecitos y ciudades, esta región portuguesa también esconde pequeños y encantadores espacios verdes que bien merecen una mención aparte. ¡Te invitamos a descubrir algunos de los más destacados!
Los jardines de Madeira son uno de los grandes atractivos turísticos del archipiélago portugués. Localizados dentro de sus ciudades o en altas colinas desde las que se puede contemplar la inmensidad del océano, algunos de estos espacios son auténticas joyas preciosamente cuidadas que, gracias a su delicado clima, albergan especies de plantas que no podrían desarrollarse en ninguna otra parte del mundo. En definitiva, sus jardines atesoran una enorme diversidad de flores, plantas y árboles que arropan a sus visitantes en un paradisiaco y exótico ambiente casi tropical. - © Madeira Promotion Bureau
Cerca de 100.000 especies vegetales crecen en este jardín propiedad de la Fundación de José Berardo y situado en la localidad de Monte. La vegetación de este espacio se ha incrementado desde su fundación en 1991 con plantas procedentes de todo el mundo, entre las que se incluyen azaleas, brezos y numerosos tipos de árboles, además de una gran variedad de helechos. El jardín también presenta una colección de cicas espinosas o encephalartos que, por su edad, se consideran fósiles vivos. Todas estas especies exóticas se suman a un espacio dedicado a la flora madeirense en el que se pueden encontrar las variedades más significativas de Laurisilva de la Macaronesia u otras especies en extinción como el Pittosporum coriaceum, popularmente conocido como «mocano». Además de la belleza natural de este lugar y del jardín japonés que ocupa gran parte de su extensión, la Fundación José Berardo cuenta aquí con una de las mayores colecciones de azulejos de Portugal, procedentes de palacios, iglesias, capillas y casas privadas de todo el antiguo imperio portugués. - © Francisco Correia Photos
El Jardín Botánico de Madeira, fundado en 1960, alberga en su interior más de 2 000 plantas exóticas procedentes de todo el mundo que crecen sobre una superficie de 35 000 m2. Entre estas se encuentran algunas especies en vía de extinción que han sabido adaptarse al agradecido clima de las islas y que han convertido al vergel en un importante centro de conservación de la biodiversidad. Este templo de culto a la naturaleza se encuentra en Caminho do Meio (Funchal) y posee también un área de orquídeas, excelentes miradores y un anfiteatro para actividades lúdicas. - © Francisco Correia Photos
También conocido como Jardín Doña Amelia, se encuentra donde en el anterior emplazamiento del Convento de San Francisco, del cual todavía se conserva la Piedra de las Armas. A lo largo de su extensión de 8.300 m2 aparecen hermosos ejemplares de la flora de Madeira y de muchas otras partes del mundo. Pero este jardín al que se accede desde la parte norte de la Avenida Arriaga también cuenta con un lago y un riachuelo con aves y peces, además de un auditorio donde frecuentemente se realizan diversas actividades culturales. - © 123 RF
Situado a 550 metros sobre el nivel del mar, el Jardín Municipal de Monte es el que está situado a mayor altitud de la isla. Pero su posición geográfica y la posibilidad de contemplar desde aquí toda la ciudad de Funchal y la inmensidad del océano no son sus únicos atractivos. En sus 26 000 m2 han echado raíces numerosas especies autóctonas y exóticas, e incluso también algunos árboles centenarios. Otras de sus curiosidades son, por ejemplo, la fuente dedicada a Nuestra Señora de Monte y el lago central en el que se encuentra un mapa de la isla de Madeira esculpido en piedra. - © 123 RF
Localizados en la Quinta del Palheiro, estos jardines ofrecen unas vistas panorámicas de la isla y el mar de Madeira, pero además conservan árboles con más de 200 años de antigüedad y algunas de las plantas más singulares y valiosas del mundo. El Conde de Carvalhal, su primer dueño, inició uno de los proyectos más significativos de este jardín, la gran colección de camelias. Este es, sin duda, uno de los enclaves cercanos a la ciudad de Funchal desde el que sentir la verdadera conexión con el entorno madeirense. - © Francisco Correia
Se trata de un vergel de inspiración romántica adosado al Museo Quinta das Cruzes, uno de los más originales y hermosos de Funchal con un amplio abanico de especies endémicas y exóticas. Es toda una experiencia pasear por los caminos empedrados con cantos rodados por los que se cree que el mismísimo João Gonçalves Zarco deambuló en su estancia antes de comenzar a explorar los océanos. - © 123 RF