Como en cualquier otro país europeo, en invierno, Portugal tiene algunos días de lluvia, pero no siempre. En general, el sol brilla en el cielo casi todo el año y la temperatura media oscila entre los 12 y los 15°C, con una máxima de 20°C, lo que da a los turistas la oportunidad de descubrir plenamente este maravilloso país. Viajar a Portugal fuera de la temporada de verano es también una forma de ahorrar dinero tanto en los vuelos como en los hoteles, cuyos precios se duplican durante la temporada estival.
Lisboa es una ciudad muy dinámica incluso en invierno. Un simple paseo por la Alfama, el centro histórico de la ciudad, te sumergirá en una introspectiva novela del gran escritor portugués Fernando Pessoa. La Torre de Belem es también una visita obligada en la capital lusa, a menudo inaccesible en pleno verano, por lo que esta es una buena oportunidad para llegar a ella sin estar rodeado de las hordas de turistas. También en Sintra, a pocos kilómetros de Lisboa, podrás visitar el Palacio de la Pena y sus jardines, un monumento único que te sorprenderá por sus vivos colores.
Aunque estemos en invierno, podrás saborear el verano portugués disfrutando de unas vacaciones en el Algarve. La costa atlántica del sur de Portugal es la zona de playa más popular del país, con un clima suave durante todo el año. Las playas son, en su mayoría, grandes espacios donde el viento es escaso y el agua de un hermoso color verde. Están bordeadas por altos acantilados ocres al oeste que llegan hasta Vilamoura. Las más increíbles y conocidas son sin duda las playas de Marinha o Rocha.