Publicado el 04/03/2019
Esta isla portuguesa perdida más cerca de las costas de Marruecos, disfruta de un clima envidiable durante todo el año. Naturaleza salvaje, calles de ensueño, cuevas volcánicas y preciosas playas se mezclan en este archipiélago, conocido también como la isla de las flores
En la capital del archipiélago viven unas 120.000 personas de las 260.000 que llenan Madeira. En esta ciudad se concentran muchos de los atractivos de la isla. Callecitas laberínticas llenas de adoquines, puertas decoradas, pequeñas casas a lo largo de la ladera, un casco histórico maravilloso y una vida nocturna envidiable.
Funchal se refugia al pie del mar y las verdes montañas y las ventanas de sus casas miran al agua. Lo que no debes perderte de la capital:
- Recorrer la zona velha (vieja) y disfruta del arte urbano de la Calle Santa María
- Visita el mercado de los lavradores, donde disfrutar de una explosión de colores y sabores
- Pasea hasta el teleférico y la antigua fortaleza
- Visitar la Catedral de Funchal
- Pasear por el Monte Palace Tropical Garden - © ekaterinapokrovsky.com
Una de las ciudades más pintorescas de Madeira y una de las más famosas, porque en ella se ubican las piscinas naturales de Porto Moniz.
Estas piscinas de lava se llenan cada día con agua limpia del mar, formando una de las imágenes más bellas que se puedan observar en la isla. Aquí también se puede visitar playas muy bonitas, un fuerte de San Juan Bautista del siglo XVIII y algunos de los miradores más impresionantes como el Miradouro da Santa. - © Tatiana Popova
La segunda ciudad más grande de Madeira fue declarada Reserva de la Biosfera de la Unesco en 2011.
Hay que visitar esta ciudad, ya que en ella se encuentran las famosas Casas de Santana
, las casas tradicionales con tejado de paja en forma de V invertida y coloridas ventanas y puertas. Otra de las atracciones de esta ciudad es recorrer el sendero de Caldeirão Verde. - © Anna Lurye/123RF
Esta es una de las joyas ocultas de Madeira, una isla vecina de once kilómetros de largo, que reúne alguno de los lugares más bonitos que ver en el archipiélago.
Puedes empezar por las casas encaladas de Vila Baleira, continuar por sus espectaculares miradouros, hacer una ruta de senderismo como la que va al Pico do Castelo y acabar en la playa de Porto Santo o, mejor aún, en la desconocida playa Calheta. - © Aleksei Cherepenin/123rf
A este pueblo pesquero llegó el primer asentamiento en el año 1430, por lo que es interesante visitar edificios históricos de aquella época como Nossa Senhora do Capilla Calhau, también conocida como la capilla de los pescadores, o el convento São Bernardino.
Además de pasear por las calles de su barrio pesquero y admirar el colorido de las xavelhas (las embarcaciones típicas), el principal motivo para llegar hasta Câmara de Lobos es visitar el Cabo Girão, el segundo acantilado más alto del mundo y el primero de Europa. Allí se ubica un mirador desde el que se obtienen las vistas más espectaculares que ver en Madeira. - © (c)2016 Danaan Andrew-Pacleb. All Rights Reserved.
Esta ciudad es conocida por ser la capital cultural de Madeira, famosa por ser la cuna de los artesanos de la cestería y donde mejor poder comprender el folklore y el modo de vida de los habitantes de la isla.
Un imprescindible de esta ciudad es O Relógio o el Reloj de Camacha, una torre con un antiguo reloj que enviaron desde Liverpool. En esta torre se ubica la tienda más grande de la industria del mimbre de Madeira. - © t3mujin/123RF
La segunda ciudad más poblada de todo el archipiélago es una fuente de riqueza cultural y arquitectónica. Aquí se encuentran edificios que datan del año 1450 y que han sido fielmente conservados y protegidos ante el paso del tiempo.
También se ubica en Machico el faro más antiguo de la isla que según la leyenda, avisaba a los colonos de la llegada de los barcos piratas para que pusieran a salvo sus pertenencias y se enfrentaran al invasor. Además, esta zona es el lugar perfecto para la práctica de senderismo, ya que desde aquí salen varias rutas o levadas que permiten disfrutar del paisaje de Madeira de una forma diferente. Las rutas más bonitas son las de Caniçal, Portela, Nova, Castelejo y Penha d'Água. - © Wieslaw Jarek/123rf
Estas grutas, que se encuentran en San Vicente, ayudan a entender el origen volcánico de la isla. Los tubos de lava se originaron con una erupción que tuvo lugar hace 400.000 años, llegan a más de 700 metros bajo tierra y con una longitud de 1.000 metros. - © Simon Dannhauer/123RF
Esta localidad es otra de las zonas con más encanto que hace unos años fue un importante puerto ballenero, hasta la prohibición de la caza y el comercio en 1981. Aun así, el principal motivo para llegar a Caniçal es visitar la Península de São Lourenço.
Los colores ocres de sus acantilados contrastan con el intenso azul del Atlántico, creando una de las estampas más bonitas que ver en Madeira. La mejor manera de conocerla es haciendo una ruta hasta el Mirador de la Bahía d' Abra. - © Roman Plesky/123rf
Gracias a su posición geográfica, en el archipiélago se pueden encontrar hasta 28 especies de cetáceos.
Aunque es fácil verlos desde casi cualquier embarcación, es muy habitual avistarlos siguiendo la proa de un barco, la mejor manera de disfrutar de ellos es desde las Islas Desiertas, que se compone de tres islas: Ihléu Chão, Deserta Grande y Bugio. En este recorrido es común ver delfines, ballenas, tortugas y la foca monje. - © aldorado10/123RF