Publicado el 03/03/2022

#Reportaje #Francia

Roger MORNAVE, ex-minero de fondo francés, nos lleva a conocer la gran cuenca minera del Nord-Pas-de-Calais (2/2)

Roger Mornave, ex-minero del pozo 2-2bis de Hénin-Beaumont. - © Mickaellia Mornave / Easyvoyage

Como ya lo vimos anteriormente, la cuenca minera del Nord-Pas-de-Calais celebra, este año, el décimo aniversario de su inscripción como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Para la ocasión, las organizaciones locales planificaron acciones y celebraciones especiales para compartir con el mundo la riqueza de su cultura minera.

Ya tuvimos la oportunidad de descubrir los dos primeros grandes sitios emblemáticos de la memoria minera, pero ¡aún queda mucho por descubrir! Después de haber ascendido los "terrils" gemelos y descubierto el sitio 9-9bis de Oignies, volvemos a encontrarnos con Roger, nuestro guía, para seguir este "tour especial" de la Cuenca Minera del Nord-Pas-de-Calais. Entre paseos por estrechas galerías, lugares de rodaje y hogares mineros, ¡prosigamos la visita!

Adentrarse en el universo de la mina en el centro histórico minero de Lewarde

Voir cette publication sur Instagram

Une publication partagée par frkd_dbck (@frkd_dbck)

En el departamento del Norte, a unos 8 kilómetros de la ciudad de Douai, entre campos y terrils, dos "chevalements" (castilletes) se elevan en lo alto. No quedan dudas, nos acercamos al "carreau" (parcela) del antiguo pozo Delloye. Allí mismo se encuentra el inmenso Museo de Lewarde, museo atípico y excepcional, más conocido como el Centro Histórico minero de Lewarde. En una superficie de 8 hectáreas, se encuentran 8.000 m² de edificios industriales que reflejan el patrimonio industrial minero único y muy preciado de la región. Fue creado con el fin de conservar, valorizar y transmitir la cultura de la Cuenca Minera del Nord-Pas-de-Calais ¿Y sabes qué? Se convirtió en el mayor museo de la mina de Francia atrayendo a más de 150 000 visitantes cada año. ¡Es un lugar que vale la pena visitar, créeme!


Allí, aprenderás todo sobre el origen del carbón, la historia de las compañías mineras, las condiciones de trabajo de los mineros y tendrás la posibilidad de descubrir exposiciones temporales muy interesantes. La visita se divide en tres momentos importantes. Primero, la visita los edificios industriales del pozo Delloye donde descubrirás las máquinas de extracción, los despachos administrativos y la lampistería. "Al salir de la salle des pendus con nuestra "barette" (casco), nuestro mono de trabajo, las botas de seguridad y el cinturón, pasábamos por la lampistería para ir a buscar nuestra lámpara. Allí dábamos nuestro "ship" para obtener nuestra lámpara frontal, nuestro mejor aliado contra la oscuridad..."


Al seguir el recorrido del museo, subirás las escaleras del castillete y llegarás al "moulinage" donde te esperará el ascensor que te permitirá bajar a las entrañas de la tierra. "Después de haber obtenido las indicaciones de los jefes "porions", montábamos en la jaula que bajaba a 11 metros por segundo para llegar a 758 metros bajo tierra. Después empezaba el verdadero trabajo". En el fondo seguirás los pasos de los mineros pasando por los estrechos pasillos de las galerías, un casco sobre la cabeza. El guía te explicará cómo trabajaban y te mostrará la evolución de las máquinas que se utilizaban durante estos tres siglos de explotación minera. La última parte de la visita te conmoverá mucho ya que te permitirá asistir a un encuentro-testimonio con un ex-minero que te revelará, con mucha emoción, los secretos y anécdotas de esta profesión que desapareció. "Nosotros, mineros, hacemos todo lo que podemos para que no se apague nunca la memoria minera. Pero hace unos años, ocurrió algo que nos dio más visibilidad y nos permitió conservar un sitio minero muy importante: la adaptación cinematográfica de la novela Germinal de Emile Zola." Es una de las razones por las cuales Roger nos invita a descubrir la fosa de Wallers-Arenberg, un sitio muy famoso en el mundo del cine.

La fosa de Wallers-Arenberg, el lugar de rodaje de la película Germinal

Voir cette publication sur Instagram

Une publication partagée par Arenberg Creative Mine (@arenberg.creative.mine)

Una arquitectura particular, edificios industriales, barrios mineros y sus instalaciones únicas, y en lo alto no uno ni dos sino tres "chevalements". ¿Ésta descripción te suena? Si tu respuesta es un gran "sí", eres de los más aficionados a la cultura cinematográfica. En 1993, el director francés Claude Berri eligió este sitio para rodar la película Germinal, basándose en la obra maestra de Émile Zola. Más de 30 años después de ésta película, nació una nueva adaptación cinematográfica bajo la forma de una serie que nos lleva de nuevo al antiguo pozo minero de Arenberg. Estas obras cinematográficas nos demuestran que de la mina al cine ¡no hay más que un paso!


Al llegar a la fosa, viajarás inmediatamente en el tiempo. Entre "la salle des pendus", la lampistería, la galería, y los "chevalements", todo aparece en un muy buen estado de conservación. Y para mantener viva la memoria minera, el sitio cuenta con invitados de excepción: unos ex-mineros que también participaron en el rodaje de la película. Al igual que en el museo de Lewarde, las famosas "gueules noires" como Roger, compartirán contigo una gran parte de su vida en el fondo de las galerías. Pero además de compartir y valorizar la historia de las minas y de los mineros, el sitio se convirtió en un polo económico dinámico dedicado a las industrias de la imagen y alberga hoy en día, centros de investigación y de formación, industrias de programas televisivos, platós de rodaje y salas de mezcla. Al respecto Roger añade: "para mi, su reconversión es muy lógica ya que sin el rodaje de la película Germinal, la fosa hubiera sido destruida." Para entender mejor el proceso de su reconversión, la visita "Del pico del minero al píxel" contestará a todas tus preguntas.


"En la película, aparecen los barrios mineros y es muy importante saber que fueron construidos solamente para el minero y su familia. Estos barrios tienen una gran importancia ya que cientos de familias siguen viviendo allí." Asimismo, para terminar nuestro recorrido por las tierras mineras, Roger nos lleva a conocer el "Barrio de los electricistas" de Bruay-La-Buissière.

El barrio de los electricistas de Bruay-La-Buissière

Voir cette publication sur Instagram

Une publication partagée par Aure?lie Miquet (@aurelie_miquet)

Con el fin de atraer la mano de obra minera, las sociedades y compañías mineras (privadas en aquel entonces) empezaron a construir los famosos barrios mineros para los mineros y su familia. Durante estos casi tres siglos de explotación, tanto las condiciones de trabajo de los mineros como sus hogares evolucionaron. Esta evolución combinada con la competitividad existente entre las diferentes compañías permitió el desarrollo de cuatro tipos de barrios mineros. Los primeros son los "corons" (construcción simétrica de viviendas en banda), segundo vienen los barrios "pavillonnaires" (agrupación simétrica de 4 viviendas, con jardines y calles más anchas), luego los barrios-jardines (agrupación de dos viviendas, barrio con calles repletas de curbas y más espacios verdes) y para terminar, los barrios modernos.


"En el norte se encontraban los "corons", la tierra era el carbón". La letra de la célebre canción de Pierre Bachelet cobra vida en este coron del barrio de los electricistas. Con una superficie total de tres hectáreas, este barrio construido en 1856, es uno de los conjuntos de hogares mineros más antiguos de la región. Entre alojamientos urbanos, huertos y un centro de interpretación del hábitat y de los paisajes mineros de esta gran región, visitar este sitio es imprescindible. Convertido en un polo cultural y turístico desde mayo de 2019, este sitio te permitirá tanto entender la vida cotidiana de los mineros y de su familia como descubrir su nueva configuración mediante una multitud de actividades y exposiciones.

"Como lo dije al principio, nací en un "coron" pero viví toda mi vida en una casita en uno de los "barrios-jardines". Hoy en día vivo en el barrio-jardín Foch, construido por la Sociedad de Dourges, por la que trabajaba, al lado del imponente terril St Henriette que mis colegas y yo erigimos con nuestro duro trabajo y sudor. Todos estos sitios que visitamos juntos forman parte de la historia del Nord-pas-de-Calais, hasta incluso de Francia. Y fue un placer haber compartido con ustedes un pedacito de la mía."