El norte de Pakistán, una de las regiones más accidentadas del globo, constituye un fabuloso teatro natural de las fuerzas de la creación.
Los monumentos de Pakistán son fiel testigo de una rica historia que se manifiesta a través de una espléndida arquitectura. De hecho, Pakistán ha vivido una sucesión de acontecimientos como el reinado de los Grandes Mongoles, el paso de los comerciantes de la Ruta de la Seda así como la misteriosa civilización del Indo. El yacimiento de Mohenjo-Daro se ha conservado muy bien y sigue siendo todo un enigma para los arqueólogos que pensaban que no había existido ninguna civilización en el valle del Indo hace 4500 años. En 1922 salió a la luz una auténtica metrópoli, llamada «La colina de los muertos». Aquí se había establecido la civilización india más antigua, pero todavía sigue habiendo muchas preguntas acerca de los descubrimientos. Gandhara es otra región al norte de Pakistán que se corresponde con el valle de Peshawar, donde se desarrollaron del siglo I al VII formas artísticas que combinaban las influencias romanas y el budismo hindú. Los edificios que podemos observar representan bien estos encuentros culturales. Taxila es uno de los grandes yacimientos arqueológicos del sur de Asia, donde se elevan muchos monasterios y templos budistas. Los vestigios del valle del Swat también son muy interesantes.
Los itinerarios para caminar más populares parten desde Gilgit, la capital de los territorios del norte.