Viajes a Polinesia: Conoce la Francia de ultramar

Esta región francesa de ultramar cuenta con una idílica ubicación que nos invita a soñar incluso si todavía no hemos tenido el placer de haberla visitado. Los cinco archipiélagos de Polinesia representan algo así como el paraíso para el inconsciente colectivo. Un destino de ensueño de gran popularidad entre las parejas de recién casados a la hora de disfrutar de su luna de miel. No obstante, este archipiélago también ofrece todo tipo de actividades para los amantes de la naturaleza y los deportes náuticos.
  • Polinesia
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Gonzalo González Beneytez
Gonzalo González Beneytez Experto destino Polinesia

Situados a 16.000 kilómetros de la Francia continental, los cinco archipiélagos que conforman la Polinesia Francesa representan todo un paraíso en el inconsciente colectivo. De hecho, la imagen de las idílicas cabañas sobre pilotes ha dado la vuelta al mundo. Ideales para una escapada relajante y romántica, las 118 islas y atolones también ofrecen una muy amplia oferta para los amantes del deporte y la naturaleza: caminar en un entorno natural idílico, bañarse bajo las cascadas, hacer un picnic al estilo Robinson Crusoe disfrutando de una hermosa puesta del sol, visitar espacios exóticos, encontrarse con los habitantes de cuatro patas, escamas o plumas, etc. Paisajes espectaculares para explorar en barco, a caballo, a pie o en 4x4.

Las 118 islas que componen la región de ultramar de la Polinesia Francesa quedan agrupadas en cinco archipiélagos. El primero de ellos es el archipiélago de las islas Sociedad, se compone de 14 islas (nueve islas ?altas? y cinco atolones), que a su vez quedan divididas en las Islas de Barlovento o Îles du-Vent (Tahití, Moorea, Tetiaroa) y las islas de Sotavento o Îles Sous-le-Vent) Bora Bora, Maupiti, Huahine, Raiatea, Tahaa). Estas islas se caracterizan por estar rodeadas de las más hermosas lagunas de la región.

Más al norte, un total de 76 atolones componen el archipiélago de Tuamotu, el cual se extiende nada menos que sobe unos 1500 kilómetros. El color de estos atolones es realmente sublime, ya que como el viajero podrá comprobar con su propio pie, recuerdan al paraíso. Por otro lado, el archipiélago de Gambier se compone de 9 islas, cuya administración depende del archipiélago de las Tuamotu. Sin embargo, estas islas cuentan con una lengua, una historia y unas costumbres que las diferencian de las demás. En este lugar ancestral se encuentran las perlas negras más hermosas y codiciadas de todo el océano Pacífico.

Poniendo ritmo hacia el sur, nos encontramos con las Islas Australes, archipiélago formado por cinco islas altas Rurutu, Tubuai, Rimatara, Raivave y Rapa. Estas son las islas más altas y montañosas de toda la Polinesia Francesa, siendo el archipiélago más difícil de acceder y en ende menos conocido de la región de ultramar. A 1500 kilómetros de Papeete, se sitúa el archipiélago de las Marquesas, compuesto por una quincena de islas, de las cuales, únicamente seis son habitadas: Nuku Hiva, Hiva Oa, Ua Huka, Fatu Hiva y Tahuata. Cuando viajes de un archipiélago a otro, tendrás la sensación de cambiar de país. Y es que en la Polinesia Francesa, la variedad paisajística alcanza cotas inimaginables: islas altas, atolones, montañas, bosques, valles, cascadas, playas rocosas, playas de arenas coralinas y una gran cantidad de lagunas, hacen de este un destino de ensueño.

Por otro lado, la Polinesia Francesa propone un sinfín de actividades a los visitantes. Los amantes del submarinismo en todas sus modalidades y disciplinas podrán deleitarse explorando los hermosos y variados fondos marinos de la región. Sin duda, el mejor lugar para practicar este deporte es en Bora Bora, en donde con una simple mascara de esnórquel podrás disfrutar de un colorido desfile de peces de todas las tonalidades así como apreciar otras criaturas marinas como morenas o barracudas. Los más atrevidos podrán incluso bucear junto a las ballenas en las cercanías de Rurutu, en las islas Australes, durante el momento de la migración, el cual se desarrolla entre los meses de julio y octubre. El surf es otra de las actividades más populares en Polinesia. Así pues, Tahití es mundialmente conocido por albergar algunos de los mejores spots para la práctica de este deporte. Quienes prefieran disfrutar de la naturaleza practicando el senderismo, existen un montón de rutas e itinerarios (Tahiti, Moorea, Raiatea, Nuku Hiva) que les permitirán disfrutar de los hermosos paisajes de esta hermosa región. También pueden realizarse a caballo en las islas de Huahine y Hiva Oa. Por otro lado, los amantes de las emociones fuertes podrán poner a prueba sus habilidades remontando el curso del río Faaroa en kayak.

Pero además la región de Polinesia Francesa también atesora diferentes lugares sagrados como Marae Taputapuatea (en Raiatea), el lugar de culto más importante de la mitología polinesia, los petroglifos de Omoa, situados en Fatu Hiva), los cuales se hayan gravados en la piedra en las inmediaciones de un lugar plagado de cocoteros, o los vestigios de Mavea e Huahine. Por último, la visita al museo de Tahití y de las Islas no puede faltar en la hoja de ruta de ningún viajero a fin de empaparse de la cultura y conocer las tradiciones ancestrales de Polinesia, siendo igualmente recomendable añadir el Museo de las Perlas y la catedra e iglesias de Rikitea en el archipiélago de las Gambier.

Polinesia  : consejos de viaje

Como en muchos otros destinos ubicados en proximidad, la región de Polinesia conoce dos estaciones: la húmeda, que abarca desde noviembre a abril, y la seca, que se desarrolla entre mediados de abril y hasta mediados de octubre. Durante la estación de las lluvias, los aguaceros son fuertes acaecen con total regularidad. Concretamente, el periodo con mayor concentración de lluvias se desarrolla entre los meses de diciembre y enero. Durante la temporada seca, el calor es moderado y las lluvias son cortas y mucho menos frecuentes. Desde el punto de vista meteorológico, agosto y septiembre son los mejores meses del año para viajar a la Polinesia Francesa. Entre la multitud de actividades náuticas propuesta por todos los grandes hoteles, os recomendamos encarecidamente realizar un crucero en velero durante el día o bien por la tarde para poder contemplar la hermosa puesta de sol. Sin duda, este es el mejor modo para disfrutar de los hermosos y variados paisajes insulares que caracterizan a esta región de ultramar.

Como todo el mundo sabe, la Polinesia Francesa es un destino de gran popularidad entre las parejas de recién casados a la hora de pasar su luna de miel, algo que ni mucho menos pasa inadvertidos entre los tour operadores y agencias de viaje que proponen todo tipo de paquetes y estancias combinadas en las diferentes islas de la región. Tahiti, Moorea, Bora Bora son los lugares en los que existe una mayor oferta de hoteles y paquetes vacacionales. Se trata de tres islas muy diferentes entre sí que el viajero podrá conocer en el mismo viaje mediante una estancia combinada o bien realizando un crucero por las islas. En cuanto al tiempo del viaje, os recomendamos apostar por una estancia mínima de diez días para poder sacarle el máximo partido a vuestra experiencia en este exótico paraíso tropical.

Polinesia  : las cifras clave

Superficie : 1609.0 km2

Número de habitantes : 265000 habitantes

Polinesia : tradiciones

Actualmente, en el contexto moderno en el que vivimos, algunas de las tradiciones centenarias de la región de la Polinesia Francesa han ido poco a poco cayendo en desuso, aunque lo cierto es que buena parte de ellas todavía son practicadas por los locales, que no dudan en compartirlas con los visitantes. La hospitalidad polinesia es legendaria, las coronas de flores de tiaré (Gardenia tahitensis) que se otorgan a los visitantes a su llegada al aeropuerto forman parte de las costumbres que no se olvidan.

El baile es un elemento importante de la cultura y de las tradiciones polinesias. Cada acontecimiento importante de la vida cotidiana es objeto de una coreografía específica y por supuesto, cada archipiélago cuenta con su propia coreografía para cada rito. La más conocida de estos bailes es el Tamure, que designa muy a menudo el conjunto de los bailes tahitianos en el imaginario de los turistas. Las tradiciones vinculadas al matrimonio son muy importantes en Polinesia. Los novios llevan trajes tradicionales y llegan a la playa dónde se celebra la ceremonia en piraguas separadas al ritmo de los cantos. Los novios se intercambian coronas de flores en presencia del maestro de ceremonias que les da sus nuevos nombres tahitianos (así como los de sus futuros hijos). La ceremonia se desarrolla delante del Marae, un templo tahitiano de piedra, frente a la laguna, al ritmo de música y de cantos tradicionales.

La música también tiene un lugar importante en la cultura polinesia. En otro tiempo, existían diferentes cantos sagrados, aunque lo cierto es que la mayoría de ellos han terminado por perderse. Junto con la danza, el canto era utilizado para narrar la historia de los antepasados, las hazañas de los héroes caídos o incluso para explicar la fuerza de los dioses y el miedo que estos pueden inspirar de no hacer cumplir su voluntad.

Otro de los símbolos más destacados del folclore local es el tatuaje polinesio, el cual llegó a desaparecer durante un tiempo para volver con bastante popularidad. Antes de la llegada de los europeos, el tatuaje era un medio de reafirmar la personalidad de los polinesios, pero más tarde fue prohibido. No obstante, desde la década de los años 1980, el viejo arte del tatuaje tradicional ha vuelto progresivamente a retomar su popularidad.

Polinesia  : ¿ Qué visitar ?

Polinesia : ¿ Qué comer ?

El pescado crudo marinado en jugo de limón y espolvoreado con leche de coco, es la mayor especialidad de la Polinesia. Otros platos deliciosos son: el mahi mahi (dorada) o el pez espada, la langosta a la vainilla de la isla, el varo (crustáceo alargado muy sabroso), las corzas (gambas de agua dulce) condimentadas con curry o una salsa americana. Un gran momento gastronómico que no te puedes perder: es el tamaaraa, el banquete tradicional tahitiano, organizado regularmente por los hoteles. En un horno cavado en la tierra, los alimentos, recubiertos con hojas de plátano, de bolsas de yute y de arena, se cocinan durante 3 a 4 horas. La comida, consta de lechón, pollo, pescado, fafa (hojas de taro), uru (fruta del árbol del pan), fei (plátanos rojos) y poe (postre a base de papaya cocida malaxada con leche de coco). Las frutas tropicales evidentemente se llevan la palma: pomelos, pequeños limones verdes (limas), plátanos, piña, mangos, aguacates y melones ofrecen un sabor incomparable. También podrás poner a prueba los restaurantes franceses en la isla: la carne allí es excelente, los quesos y los vinos tan variados como en la metrópoli. Además si de restaurantes chinos se trata, en Polinesia hay una gran variedad y están clasificados entre los mejores del mundo. Una dirección famosa por su cocina tradicional y familiar: es ?en casa de Pauline?, el hostal más antiguo de Moorea, situado en el pueblo de Afareaitu. Un hotel encantador, en una casa soberbia de estilo colonial.

Polinesia : ¿ que comprar ?

La artesanía polinesia es muy famosa por su riqueza y diversidad. Los polinesios trabajan la madera) desde los tiempos remotos y se han convertido en expertos en la elaboración de joyas a base de nácar y perlas. Las figuritas esculpidas en madera, que pueden ser copias de tikis o de guerreros, son directamente inspiradas por el arte polinesio. En lo primero de la lista de recuerdos se encuentran los objetos decorativos y las joyas en nácar, los collares de conchas, reflejo de una tradición de hospitalidad a la tahitiana, las conchas de colección, de las más corrientes a los más raros, los aceites y cosméticos a base de aceite perfumado de monoi , los sombreros famosos en cestería, trenzados con hojas de cocotero o de pandanus, los pareos, los rectángulos impresos de tejido de motivos tradicionales que las mujeres de muchas formas (los más bellos están en las tiendas especializadas del centro de Papeete). Y desde luego, las famosas perlas de Polinesia, subidas o no sobre una joya. Pide la opinión de un especialista para elegir la que más te convenga. Algunas están a buen precio como las perlas redondas de categoría B o C (a partir de 130 euros). Cuenta cerca de 20 euros para una perla de categoría inferior. Es también posible llevarse vainas de vainilla de una calidad excelente que se conservan muy bien.

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