La ciudad de Gdansk siempre tuvo fama por su industria naval. Incluso hoy día, muchas embarcaciones pasan varios días para que les realicen las reparaciones. Actualmente, la mayoría de los astilleros preparan embarcaciones que después navegarán hasta las plataformas petrolíferas del mar del Norte.

La visita de estos astilleros vale la pena, la arquitectura industrial es realmente impresionante y aquí es donde comenzaron las grandes revueltas obreras de los años 1970 y 1980 (revueltas llevadas a cabo, entre otros, por Lech Walesa).

A la salida del puerto, puedes descubrir el faro histórico. Ahora ya no funciona, pero se ha convertido en una plataforma panorámica que ofrece un punto de vista increíble sobre el conjunto del puerto, así como sobre el monumento de la Westerplatte, un memorial en recuerdo de los soldados polacos atacados por los alemanes a principios de la Segunda Guerra Mundial. Hay que recordar que Hitler no había declarado la guerra y atacó la ciudad. Los aliados de Polonia no reaccionaron, a pesar del compromiso de un pacto de no agresión. Así pues, aquí fue donde empezó la Segunda Guerra Mundial.

Hoy día, cuando los presidentes se alojan en la ciudad, la tradición dicta que tienen que acudir a los peldaños de este monumento.