La vid, de gran importancia por el famoso vino de Madeira que produce, ha ido desarrollándose desde que fue introducida en el siglo XVI. Al principio, eran los religiosos los que cuidaban las cepas: franciscanos, carmelitas y jesuitas. Poco a poco, este vino fue ganando reputación y empezó a crecer la producción, hasta llegar a exportar 15 millones de litros en el siglo XVIII. Durante el siglo siguiente, los viñedos de Madeira fueron devastados por una plaga de filoxera, al igual que en el continente. Unas plantas californianas se encargaron de reconstituir las vides de la isla.