De origen volcánico al igual que las Islas Canarias, el archipiélago de Madeira es una auténtico paraíso que combina las bondades del Atlántico con los increíbles paisajes naturales salpicados de montañas cubiertas de un verde manto que dominan su interior. Sus múltiples levadas, redes de canalizaciones para el abastecimiento de agua en las islas, ofrecen increíbles paseos a través de túneles que atraviesan las entrañas de las montañas y pequeños senderos perdidos por sus frondosos bosques que harán las delicias de los amantes del senderismo. ¿Y qué decir de su delicioso clima subtropical que ofrece una dulce temperatura constante durante todo el año? Funchal, la capital de la región, y sus alrededores cuentan con una amplia oferta hotelera para todos los gustos y presupuestos. Si el viajero decide decantase por este exótico destino para disfrutar de sus extensas playas de arena blanca, Porto Santo es sin duda la mejor de las opciones. Esta región autónoma de Portugal basa su economía en el turismo y otras actividades como la pesca, pero siempre conservando intacto su medio natural de origen volcánico a pesar de la fuerte popularidad que ha alcanzado entre los turistas extranjeros en los últimos años.
En los mercados de artesanía local encontrarás, además de los mismos productos que en Portugal, como las cerámicas, magníficos bordados y encajes (para los entendidos) y todo tipo de objetos y muebles de mimbre. Las tiendas abren de 09:00 a 13:00 y de 15:00 a 19:00 durante la semana, y los sábados, de 09:00 a 13:00.
Aunque también se elaboran platos con carne, sobre todo de albóndigas, Madeira es ideal para deleitarse con todo tipo de pescado. Las especialidades, como los mariscos, pez espada y filetes de atún, van acompañadas de maíz frito. De postre, no puedes perderte el bolo de mel, una especie de bizcocho con miel y especias. Evidentemente, todo ello acompañado con una vasito de vino de Madeira.
La isla de Madeira vive al son de las fiestas y festivales como la de las Flores o el Carnaval isleño, y sus habitantes fomentan al máximo este carácter festivo que impera en todo el archipiélago. Si, por ejemplo, vas a Terreiro da Luta, en la parte alta de Funchal, junto a su iglesia, comienza una aventura bastante divertida. Realizarás el descenso hasta la capital en el vehículo más raro que hayas visto, en un enorme canasto de mimbre llevado por dos hombres.
Los dos principales tipos de viaje propuestos a Madeira son las estancias combinadas que incluyen un programa de excursiones y los autotours que rodean toda la isla en una semana. Si lo que buscas es ir a tu aire sin atender a ningún tipo de agenda u horario, la mejor opción es la segunda para poder sacarle el máximo partido a vuestra estancia. Si por el contrario no eres demasiado hábil al volante y te impresionan las estrechas carreteras repletas de curvas y desniveles que rodean las zonas montañosas, no te lo pienses dos veces y opta por un circuito. Generalmente, está formula propone un mismo alojamiento durante todo el viaje dada la escasa superficie de la isla. Las excursiones suelen realizarse en minibuses acompañados de un guía que hispanoparlante.
Para los amantes de la vela, visitar Madeira es un verdadero placer. Basta con dirigirse a la Oficina de Turismo local para alquilar un velero allí mismo. La llegada a la bahía de Funchal, bautizada como la "perla del océano", es un espectáculo magnífico.
Como no podía ser de otro modo, uno de los principales recursos económicos del archipiélago es la pesca. Por ejemplo, en Funchal, se organizan salidas al mar orientadas a la pesca deportiva, una excursión muy recomendable para disfrutar del mar que te hará pasar un buen momento con los simpáticos funchalenses.
Al contrario de lo que mucha gente piensa, Madeira no es una isla sólo para descansar. Su origen volcánico explica la existencia de altas montañas con grutas, donde las levadas o arroyos corren junto a los senderos. Así pues, la isla cuenta con 2.000 kilómetros de senderos, así que es realmente importante llevar un calzado adecuado a la hora de practicar senderismo. Hay que estar en buena forma para alcanzar la cima del Pico Ruivo, pero una vez allí te espera una gratificante recompensa: unas magníficas vistas sobre el conjunto de la isla.
En cuanto al clima, las temperaturas en Madeira son suaves y estables durante todo el año, siendo entre mayo y junio, y entre septiembre y octubre los mejores momentos para disfrutar del buen tiempo.