Porto Santo es famosa por su larga playa que se extiende a lo largo de 7 km al sur de la isla. Hermana pequeña de Madeira por su superficie (a penas 50 km², lo que equivale a 11 de largo por 7 de ancho), esta isla está situada a 37 km al nordeste de la isla de las levadas. Secreto bien guardado, Porto Santo ofrece un relieve tan suavizado como lo escarpado de Madeira. El punto más alto de la isla está a tan solo 517 m en el Pico do Facho. Una bagatela en comparación con los 1.861 m del Pico Ruivo, la cima más alta de Madeira. Aún ampliamente preservado, Porto Santo sólo tiene una ciudad, Vila Baleira, enclavada en el sur de la isla, y sólo un puñado de hoteles repartidos discretamente a lo largo de la bonita playa. Los amantes de lo auténtico apreciarán especialmente la atmósfera que se respira en Porto Santo. Agradablemente balnearia al sur, se hace más salvaje al norte, con impresionantes acantilados calcáreos que caen en picado al océano. Una cita que no hay que perderse durante una escala de varios días.
Para llegar a Porto Santo se puede optar por el avión o el ferry. El vuelo dura 15 min y el trayecto en barco dos horas y media. A menos que se prefieran especialmente los viajes por mar, es mejor elegir el avión por su comodidad y su rapidez. El océano está especialmente agitado entre las dos islas, por lo que las personas propensas se pueden marear con facilidad.
En la zona, hay que alojarse a orillas del mar: los hoteles situados en el interior de la ciudad de Vila Baleira ofrecen menor confort, y sobre todo, no tienen vistas a la playa. Para desplazarse sin limitaciones, lo ideal es el coche o la moto de alquiler. No obstante, debes saber que la mayoría de hoteles a orillas del mar ofrecen un servicio de transporte gratuito que conecta con Vila Baleira.
Holgazanear en la playa. O hacer jogging a lo largo de los 7 km de arena fina. Una excursión en bicicleta por el norte de la isla, donde la costa rocosa es muy escarpada y recuerda a Madeira. Consigue un buen mapa y utiliza los senderos antes que las carreteras asfaltadas. De todos modos, la isla no es muy grande (6 km). Visita también Portela, la zona de los molinos de viento: por la panorámica más que por los molinos, ya que el interior no se puede visitar.
La casa de Cristóbal Colón en Vila Baleira. Se dice que el navegante vivió un año en Porto Santo antes de partir para las Américas. La casa, situada en la travessa da Sacristia, no lejos de la iglesia, se ha convertido en museo. Se pueden ver cartas de navegación de la época, maquetas de carabelas y diversos objetos de la vida cotidiana en la isla.
Para practicar deportes náuticos, ya que los hoteles no disponen de equipamientos particulares, sólo hay una solución: el club náutico situado al lado del puerto. Éste ofrece windsurf, vela, buceo libre y submarinismo. Debes saber que hay pocos hoteles en Porto Santo (una decena en total). El más grande, Vila Baleira Thalassa, tiene 224 habitaciones, el resto tienen una capacidad de alojamiento más reducida.
Pasar la estancia en Porto Santo sin visitar Madeira. Las dos islas se pueden hacer en un combinado de una semana a diez días, dividiendo el tiempo en 4 días en Madeira y 3 en Porto Santo, o mejor, 7 días en Madeira y 3 en Porto Santo. Si quieres bañarte, debes evitar ir a Porto Santo de noviembre a abril. Hace viento, hay riesgo de lluvia y el océano no está lo bastante caliente para poder nadar sin tiritar de frío.
Las mismas recetas que en Madeira. Pez espada a la banana, conejo, pulpo o bacalao como en Portugal. Fruta fresca: corojos (o anonas), mangos, papayas, frutas de la pasión que crecen fácilmente en la isla. De postre o a la hora del té, prueba los pastelitos de crema o los buñuelos de canela. En cuanto a los restaurantes, prueba por ejemplo el Por do Sol en la playa de Calheta.
En Porto Santo se encuentran las mismas especialidades que en Madeira, pero con menos donde elegir. Esperar a volver a Funchal para hacer las compras. En particular vino, dulces de pan de especias que se conservan varios meses, telas bordadas a mano (que se encuentran en forma de manteles, servilletas tapetes de mesa, pañuelos y blusas), artículos de cestería, especialmente botelleros.