Descubre la capital de Europa, una ciudad cosmopolita en perpetua efervescencia.
Bruselas, la ecléctica capital de Bélgica y de Europa, es una vibrante ciudad cosmopolita que ofrece una experiencia única a sus visitantes. Tanto si buscas visitas turísticas como actividades culturales o descubrimientos culinarios, Bruselas lo tiene.
La arquitectura es uno de los mayores atractivos de esta ciudad. Es famosa por su arquitectura Art Nouveau, popularizada por el célebre arquitecto Victor Horta. Además, el estilo gótico está omnipresente en el centro de la ciudad.
En la visita no puede faltar la Grand-Place, Patrimonio Mundial de la UNESCO, y una muestra increíble de las arquitecturas gótico, barroco y renacentista. Esta plaza es considerada como una de las más bellas de todo el mundo.
La Grand-Place es el centro neurálgico de Bruselas y en ella se celebran numerosos acontecimientos: la mítica alfombra de flores, el mercado de Navidad, conciertos, espectáculos de luz y sonido, ¡es un lugar donde a los bruselenses les encanta reunirse!
Pasea por las callejuelas que la rodean y descubrirás pequeñas tiendas, cafés y restaurantes típicamente belgas.
Por allí también te encontrarás el Manneken Pis, que es otra de las atracciones turísticas emblemáticas de Bruselas. Esta pequeña estatua de bronce de un niño orinando es un símbolo de la ciudad desde el siglo XVII. Testimonio del zwanze bruselense (humor bruselense parecido al autodesprecio, lleno de ironía), a menudo sorprende a los turistas su pequeño tamaño. Con sólo 55 centímetros de altura, esta estatua se burla de los visitantes, que a menudo esperan algo más impresionante.
El centro es una versión condensada de la historia de la ciudad. Puede que Bélgica sea joven (su cumpleaños 200 es en 2030), pero la historia de Bruselas se remonta a la Edad Media. Sin embargo, lejos de ser una ciudad museo, la capital es dinámica y atrae a visitantes y estudiantes deseosos de ella.
Pero el real encanto –que es mucho– de Bruselas viene de la calidez de sus habitantes. Los bruselenses son conocidos por su hospitalidad y también por su capacidad para salir de fiesta. Por eso encontrarás muchos bares donde disfrutar de una muy buena cerveza belga y de estupendos cócteles al final del día.
La ciudad tiene muchos barrios animados, las Halles Saint Gery son conocidas por sus bares y su animada vida nocturna. No te pierdas el Café Delirium, famoso por su amplia carta de cervezas, que está registrado en el Libro Guinness de los Récords como el establecimiento con más marcas de cerveza diferentes del mundo.
Bruselas también es conocida por sus artistas y museos, como el Museo Magritte, dedicado a la obra del famoso artista belga René Magritte. Los visitantes también pueden visitar el Museo de Bellas Artes o el Museo de Instrumentos Musicales para descubrir los tesoros artísticos únicos de la región.
Si viajas con niños, la ciudad está llena de museos que mantendrán interesados a los más pequeños. Empieza por el Museo de Ciencias Naturales, que posee una de las mayores colecciones de fósiles del mundo. En este magnífico museo se exponen dinosaurios y otros animales.
¡Y no olvides que Bélgica es la cuna del cómic! Esta forma narrativa está presente por toda la ciudad, pero también podéis ir al Museo del Comic, que es perfecto para ir en familia. Si preferéis estar en las calles, podéis ir por la ruta del cómic, que tiene más de 50 murales y frescos de artistas belgas.
Como si todo esto no fuera suficiente, la capital de Europa es una ciudad verdísima. De sus 32.61 kilómetros cuadrados, casi ocho mil hectáreas son espacios verdes. Parques, bosques y jardínes, perfectos para pasear, hacer un picnic si hay buen clima, y admirar la flora y fauna de esta gran ciudad.
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Qué ver
¿Cómo llegar?
En avión
Bruselas cuenta con dos aeropuertos internacionales, el Aeropuerto de Bruselas (BRU) y el Aeropuerto de Charleroi (CRL), que conectan la ciudad con numerosas ciudades españolas y europeas. Las compañías aéreas que operan vuelos directos a Bruselas desde España incluyen Brussels Airlines, Iberia, Vueling y Ryanair. Desde el aeropuerto, se puede llegar al centro de la ciudad en transporte público, como el metro, el autobús o el tren.
En tren
Bruselas tiene varias estaciones de tren, incluyendo la Estación de Bruselas-Midi, que conecta la ciudad con otras ciudades españolas y europeas. Además, el tren de alta velocidad (Thalys y Eurostar) conecta Bruselas con otras ciudades europeas, como París, Londres, Ámsterdam, y Colonia, entre otras.
En autobús
Varias compañías de autobuses ofrecen servicios regulares a Bruselas desde diferentes ciudades españolas y europeas. Las principales estaciones de autobuses de Bruselas son la Estación de Autobuses de Bruselas-Norte y la Estación de Autobuses de Bruselas-Midi.
En coche
Es posible llegar a Bruselas en coche desde España a través de la autopista AP-7 y la autovía A-7. También es posible llegar a Bruselas por carretera desde otras ciudades cercanas, como París, Ámsterdam, y Colonia.
¿Dónde alojarse?
La ciudad está muy bien comunicada por transporte público y no es muy grande. Es una ciudad en la que no tendrás problemas para desplazarte de un barrio a otro. Sin embargo, si vas a pasar un fin de semana corto en Bruselas y no conoces la capital, elige un hotel en el centro, cerca de la Grand-Place y de los demás puntos de interés más visitados de la ciudad. Encontrarás hoteles de moda, azoteas, piscinas, bares con encanto, ¡no te faltará donde elegir!
Información práctica
En breve
Bruselas es una capital sorprendente que trastoca las ideas preconcebidas, y tanto mejor. Francófona, pero también flamenca, europea y vecina, la primera ciudad belga consigue complacer a todos los viajeros. Los más jóvenes viven allí la noche con una franca cordialidad que no siempre tiene París. Los mayores van de compras y visitan los mercados de antigüedades. Los shopaholics conocen desde hace tiempo los grandes nombres de la moda belga, para vestir de forma diferente, con tendencias inusuales. Los fines de semana, los amantes de la comida van allí a darse un capricho con pralinés, gofres de azúcar y galletas de especias. Los amantes del arte y la historia se detienen en la Grand-Place a pesar de las multitudes: para admirar esta plaza peatonal, que resuena con la multitud (descubriendo así que las ciudades no eran silenciosas antes de la invención del automóvil), cuyas altas casas, iluminadas como monumentos al anochecer, ilustran la encrucijada de comercio que siempre ha sido Bruselas.
Transportes
El aeropuerto de Zaventem es el más grande del país y está en las inmediaciones de Bruselas. Si llegas por Charleroi, hay 1 hora de autobús hasta la capital. La ciudad está muy bien comunicada por transporte público. La red STIB de Bruselas funciona conjuntamente con la red flamenca Delijn, que une el centro de la ciudad con el aeropuerto de Zaventem.
Seguridad
Bélgica es una ciudad con muchísimo turismo, y ya se sabe que donde hay turistas, hay manos largas que sacarán carteras y portátiles. Cuida tus pertenencias y procura no caminar con demasiada distracción para no caer en las clásicas. Fuera de eso, Bruselas –y Bélgica en general– es muy segura.
¿Cuándo ir?
Bélgica puede visitarse en cualquier época del año. Sin embargo, como en toda Europa, la primavera es una estación hermosa y suave. Es el momento de descubrir los jardines y parques en flor.
El verano también es una buena época para visitar la ciudad, aunque son cada vez más intensos y a menudo hace mucho calor y es sofocante.
Aprovecha el invierno para descubrir el magnífico mercado navideño de la ciudad. Desde hace años, la ciudad organiza la "diversión invernal", un recorrido mágico por el centro de la ciudad, desde la Grand Place iluminada con mil luces y su suntuoso abeto, pasando por la Bolsa y sus chalets, hasta la plaza de Santa Catalina, su mercado y su gran rueda. ¡La ciudad se pone su abrigo de invierno y es absolutamente magnífica!
En otoño encontrarás mucho menos flujo turístico y podrás disfrutar de caminar con más soltura. El frío empieza en esta época, pero no es tan duro como en invierno y basta con taparse un poco.
¿Qué comer?
Bélgica no tiene fama de país gourmet, pero su cocina es hogareña, acogedora y, a veces, sorprendente. No te saltes las famosas patatas fritas belgas –que se supone que son las mejores–, los chocolates excepcionales y los gofres. También aprovecha para ir a almorzar a una brasserie típica y degustar un stoemp (puré de zanahoria y patata, con salchichas), una carbonada flamenca, conejo a la cerveza, achicoria gratinada, waterzoï, croquetas de gambas o los famosos mejillones fritos.
Bruselas es una ciudad fantástica y su gente también, aunque a veces se cansan de los mares de turistas que llegan a inundar cada centímetro cúbico de la ciudad. Estando ahí, no dudes en hacer conciencia de ésto y tratar de no invadir. Nadie te dirá nada de todas formas, porque son gente amable y benévola, pero no está de más.
De verdad, no pases de probar las patatas fritas. ¡Son un delirio!
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