La capital de Guernsey, Saint-Peter-Port, recuerda mucho a un pequeño puerto bretón con sus casas de granito que se adelantan hacia el mar. Este importante lugar financiero es también el puerto deportivo más grande del archipiélago y seguro que te brinda la ocasión de contemplar magníficos yates que fondean en sus tres clubes náuticos. Alrededor del puerto está prohibido circular por la mayoría de las callejuelas medievales así que podrás vagar tranquilamente por los muelles. En el horizonte el castillo medieval de Castle Cornet alberga cuatro pequeños museos: el museo de la Marina, el de la Milicia Real, una armería y una galería de pintura. Entre abril y octubre organízate para estar ahí a mediodía porque todos los días hay un espectáculo militar de descargas de armas de combate. Las calles adoquinadas del casco antiguo están rodeadas por casas de la época georgiana. En el barrio puedes visitar Town Church, la iglesia parroquial construida entre 1042 y el siglo XV, y después dirigirte hacia la Corte Real que sirve a la vez de Palacio de Justicia y de sede del Gobierno y del Parlamento. Al igual que en Saint-Hélier, los antiguos mercados merecen una pequeña visita por su arquitectura.