La isla de San Martín tiene características particulares que no poseen sus dos vecinas más conocidas, Guadalupe y Martinica. Por ejemplo, tiene fama de ser la capital gastronómica del Caribe. Aunque este calificativo sea un poco exagerado, no es completamente falso. El modesto pueblo de Grand Case posee una cantidad impresionante de restaurantes de calidad. Los sanmartinenses hablan de 80 establecimientos que se suceden en la calle principal. En el menú: el French touch que les encanta a los americanos, primeros visitantes de la isla. Por ello, no es de extrañar que en la carta el chef proponga un entrecot a la plancha con salsa del maître o un magret de pato con miel y especias que podrás acompañar con un vino francés de gran reserva. Y es que aquí las cartas son tan sorprendentes, consecuentes y de alto standing, que darían envidia a cualquier entendido en la materia. El Tastevin, Fish Pot o el Pressoir forman parte de los restaurantes más nombrados a modo de referencia. Para hacerse una idea de la cocina de inspiración criolla, hay que ir a un "ti'lolo". Suele ser un bohío de madera con visillos y veranda que da a la playa de Grand Case. Aquí se combinan los tradicionales accras, buñuelos de bacalao o de gamba, con los ribbs, costillar de cerdo a la plancha con salsa barbacoa, que son típicamente americanos. Ineludible también: una langosta recién salida del vivero. Debes saber que es una isla cara: calcula 15 € para un plato único, aunque siempre abundante. Otra particularidad de Saint-Martin es que está dividida en dos partes, una neerlandesa y otra francesa. Los hoteles que presentamos se sitúan en la parte francesa, que es la más grande, está mejor cuidada y tiene una apariencia más agradable. No está invadida por bloques de pisos en multipropiedad como en la parte neerlandesa, una plaga que perjudica la tranquilidad de los visitantes ya que, bajo falsos pretextos, se les solicita para comprar un apartamento.
En esta isla libre de impuestos te puedes recrear yendo de compras. En Marigot, la "capital" de la parte francesa, se pueden encontrar todas las grandes marcas nacionales de ropa y de joyas. En Philipsburg, la ciudad principal de la parte neerlandesa Sint-Marteen, las calles están llenas de joyerías (al ostentoso gusto americano) y de tiendas de equipos de hi-fi, audio y vídeo. Por la noche, pásate a la parte neerlandesa (no hay frontera) para jugar en el casino. En Mullet Bay hay unos cuantos, diseñados al estilo de Las Vegas con rótulos luminosos parpadeantes y decenas de máquinas tragaperras y de ruletas.
La playa de Baie Orientale es la más grande y la más famosa de Saint-Martin, y también la más animada. A lo largo de sus tres kilómetros, dispone de todo lo necesario para practicar un deporte náutico, soñar tumbado en una hamaca o tomar una copa en uno de los numerosos bares-restaurantes de moda. Más tranquila, Baie Longue es una de las playas más bonitas, es un brazo de arena blanca bordeado por un mar con colores cambiantes que van del azul al verde claro. También puedes pasar un día en la agradable playa de l'îlet Pinel, mar adentro de Baie Orientale (a 3 min en transbordador). Los submarinistas principiantes podrán disfrutar, a menos de 10 m de profundidad, de los peces y los corales del Rocher Créole (mar adentro de Grande Case) y los macizos de coral que rodean la isla desértica de Tintamarre, situada a 2 km de Saint-Martin, cerca de Baie Orientale. Los submarinistas expertos pondrán rumbo a la isla neerlandesa de Saba (sur de Saint-Martin) cuyos fondos marinos están considerados como los más bellos de las Antillas.
En la parte neerlandesa, no dudes en regatear en inglés. Aunque pronto te darás cuenta de que, tanto aquí como en Marigot, los precios, asimilados al nivel de vida de los Estados Unidos, no son nada ventajosos.
Evita exponerte al sol durante las horas más cálidas, de 12:00 a 16:00 h, no olvides tu protección solar cuando vayas a la playa y bebe mucha agua.
Hablando de agua, la isla de San Martín carece en gran medida de este recurso, vital para el hombre. Utilízala de forma consciente para evitar despilfarrarla.
Es mejor no planificar un viaje a San Martín en septiembre y octubre: período de ciclones.
Para seguir con este ambiente, devora una hamburguesa de toda la vida en Maho, en la parte neerlandesa. En Maho, te aconsejamos también que te tomes una copa en Bliss, cerca del aeropuerto. Los aviones rozan el bar. ¡Impresionante! Además, el bar es muy alegre, decorado con muebles balineses, en un ambiente tamizado, ofrece hasta una pista de baile para los más liberales... ¡¡¡Ambiente caliente!!!
Numerosas tiendas harán las delicias de los aficionados a las compras... Los escaparates están llenos de ropa, accesorios, joyas.