Sri Lanka, "la lágrima de la India", es popularmente conocida como la ?isla de los mil nombres? debido a la gran cantidad de nombre que ha recibido este enigmático territorio a lo largo de los siglos. Durante su colonización, la isla tomó el nombre de "Ceilán", obteniendo su independencia de la Corona Británica en 1948, y adoptando de forma oficial el nombre de Sri Lanka en 1972.
A la hora de realizar una primera incursión en la subregión del Sur de Asia, Sir Lanka se antoja como un destino notablemente menos "turbulento" que su hermana mayor, la India, en el que los viajeros podrán apreciar un amplia riqueza natural que alterna enormes plantaciones de té, con largas cadenas montañosas, espesas zonas de jungla que esconden templos milenarios, y fastuosas playas de arena blanca y fina, que hacen de este un destino perfecto tanto para los amantes de la cultura y la naturaleza, como para los adictos al turismo de sol y playa o los deportes náuticos y de aventura.
Viajar a Sri Lanka os permitirá degustar algunas de las numerosas especias locales que crecen por toda la isla, regalarte un pequeño suvenir en forma de piedra preciosa (si bien es cierto que la mayoría de ellas van directamente a parar a los talleres de los joyeros europeos), explorar la naturaleza a lomos de un elefante, o visitar sus impresionantes parques naturales y admirar los delfines y las tortugas marinas.
Debido a la escasa superficie de la isla y a la gran eficiencia y conectividad que ofrecen sus medios de transporte, lentos pero variados, es posible desplazarse a lo largo de todo su territorio con relativa facilidad, al mismo tiempo que el viajero disfruta de los variados paisajes, clima y decorado que caracterizan a este país. Algunas experiencias, como la ascensión del Pico de Adán, o para los menos deportistas, la visita de Sigiriya, os transportarán al corazón de la cultura esrilanquesa y de sus creencias religiosas, aportando una dimensión espiritual a vuestro viaje.
Durante la Guerra Civil (1983-2009), la vida local estuvo gangrenada, ocasionando fuertes desplazamientos tanto dentro como fuera de su territorio, aunque la situación actual es totalmente normal. Tras recobrar la paz, el país ha ido progresivamente aumentando el número de visitantes extranjeros llegados de todos los rincones del planeta atraídos por las particularidades y múltiples posibilidades que ofrece este destino, sean cuales sean los gustos y preferencias de cada viajero. A pesar de la guerra y el azote del tsunami, el fuerte crecimiento de turistas experimentado en los últimos años ha supuesto el desembarco en Sri Lanka de numerosas cadenas hoteleras de lujo, siendo esta una prueba más del encanto único que ofrece esta isla de ensueño.
La mayoría de los establecimientos hoteleros están ubicados a lo largo de la costa oeste, concretamente entre Colombo, la capital del país, y la ciudad de Galle. En Negombo, detrás de la playa y de las decenas de cocoteros y hoteles que ocupan la primera línea, se puede distinguir la figura de un buen puñado de impresionantes edificios religiosos, siendo la localidad que presenta la mayor concentración de fieles cristianos de la isla, siendo popularmente conocida con el apodo de "la pequeña Roma".
La artesanía cingalesa es de muy buena calidad: objetos de madera tallada, máscaras multicolores, cerámicas, cestería, batiks fabricados con las técnicas antiguas, los manteles bordados de Galle... No compres artículos hechos con caparazón de tortuga ni piezas realizadas con marfil. Además, está prohibida su exportación. Si te sientes tentado por la compra de piedras preciosas, elude a los vendedores ambulantes que venden en la calle y hazlo en tiendas certificadas. Generalmente, es recomendable ir acompañado de un especialista en piedras para evitar estafas. Conserva la factura para su exportación y las aduanas. Además, debes saber que Sri Lanka exporta «oficialmente» piedras preciosas falsas. Los rubíes pueden ser confundidos con granates. El topacio, vendido a bajo precio, quizás no sea más que cuarzo. Una esmeralda no debe pasar por aguamarina. El zafiro de Sri Lanka es, la mayor parte de las veces, azul claro. El valor de un rubí es proporcional al resplandor de su rojo.
El Barefoot, en el 704 de la calle Galle, ofrece los mejores tejidos, cesterías, muebles, objetos de arte, juguetes y ropas. Premasada and Co, en el 560 de la calle Galle, es una casa de confianza para la compra de piedras preciosas. El horario comercial es de 08:00 o 09:30 a 17:00. En Colombo, los centros comerciales abren hasta las 19:00.
Por último, no olvides comprar té y especias. No sólo son baratos, sino que además son de muy buena calidad.
El plato nacional de Sri Lanka es el arroz con curry, una especialidad un tanto especiada. En este país a la hora de comer, la mesa se llena de pequeñas fuentes exquisitamente dispuestas y acompañadas con sambol (coco rallado y pimienta), chutneys (mermeladas de frutas con especias) y papadams o tortas. En la costa se comen buenos pescados y mariscos. Otra variante del guiso más tradicional es el biriyani, un plato de arroz con carne de cordero o pollo. De igual manera en este país encontrareís deliciosas frutas tropicales: piñas, bananas, cocos, papayas, guayabas, granadas, rambutanes, frutas de la pasión... La bebida nacional es, muy por encima de cualquier otra, el té. Se toma muy cargado, muy azucarado, con o sin leche. Ahora bien, las mejores hojas se guardan para la exportación y los hoteles, generalmente, preparan un brebaje de calidad mediocre. La cerveza local, en botellas de gran formato, es excelente. El mejor restaurante de pescados y mariscos de Colombo es el celebérrimo Beach Wadiya, en la avenida Railways.
Las tradiciones giran en torno a las dos religiones dominantes, budismo e hinduismo. Ambas predican la tolerancia. Pese a ello, los turistas occidentales deben evitar vestir prendas provocativas y comportarse de forma nerviosa e impaciente para no chocar con las costumbres locales. A los cingaleses les sientan mal los cambios bruscos de humor. La regla de oro es mantener calma. No olvides quitarte los zapatos y el sombrero antes de entrar en un templo. Muy importante: no saques fotografías de ninguna estatua o representación de Buda. Del mismo modo, por respeto, es recomendable evitar vestir ropas excesivamente cortas a la hora de visitar cualquier recinto religioso. En estos lugares queda terminantemente prohibido llevar minifalda o pantalones cortos. Lo más práctico para las mujeres es llevar un pareo que haga de falda larga, y algo con que cubrir la espalda antes de entrar. Antes de entrar a los templos, los esrilanqueses tienen por costumbre comprar flores en los puestos situados a la entrada de estos lugares, para luego ser depositadas a modo de ofrenda. Esta práctica no es obligatoria pero sí está bastante arraigada. En Sri Lanka, los cultos religiosos son practicados con un gran fervor y misticismo.
Si bien es cierto que las tensiones y problemas con la comunidad tamil al norte y al este de la isla ya no representan una amenaza para los viajeros, el escaso desarrollo de las infraestructuras turísticas en estas zonas representa un obstáculo a tener en cuenta.
Durante vuestra estancia en la isla, no olvides visitar la región de las plantaciones de té, con un encanto muy británico y un clima muy agradable comparado con el calor de la selva, como tampoco puede faltar en vuestra hoja de ruta la visita de la famosa roca de Sigiriya.
En Sri Lanka, como en Inglaterra, se conduce por la izquierda. Teniendo en cuenta la agresividad de los conductores locales, la dudosa comprensión de algunos paneles y señales de tráfico, y los animales que frecuentemente atraviesan las carreteras del país, es mejor no aventurarse al volante y optar por el alquiler de un vehículo con chófer.
A la hora de visitar los templos y lugares de culto del país, procurad ir vestidos adecuadamente y evitar las prendas ajustadas y excesivamente cortas. La misma regla es aplicable, sin bien de forma algo menos estricta, fuera de las zonas de playa.
La geografía y el clima de Sri Lanka es muy variado. La estación seca, entre los meses de diciembre y marzo, es la más agradable para descubrir las fabulosas costas situadas en la parte sur y oeste de la isla, así como las montañas centrales de la misma, siendo de mayo a septiembre el mejor momento para disfrutar de las playas de la costa este.
Sri Lanka es conocido por sus minas de piedras preciosas y vuestro guía os llevará, casi con totalidad seguridad, a algún puesto en el que podréis encontrarlas a un precio ?mucho más barato?. Para evitar que os estafen, comprad solo en los establecimientos que pertenecen al estado, cuyos productos de joyería cuentan con un certificado de origen de cada pieza.
Existe una gran diferencia de temperatura entre las zonas de costa y las del interior, en donde las imponentes montañas del centro del país reservan a los viajeros un buen puñado de interesantes experiencias, como la ascensión del Adams Pics. Para por la noche, es imprescindible contar con una sudadera o una chaquetillas para protegerse de las bajas temperaturas.