El Kgalagadi Transfrontier Park procede de la agrupación del "Kalahari Gemsbok National Park" y del "Botswana's Gemsbok National Park" desde finales de los años '90. Esta fusión ofrece así un terreno de juego de 38.000 km². Su tamaño la convierte en la segunda reserva pública de Sudáfrica, un territorio más grande que Bélgica. El lugar, que posee un clima semidesértico, está atravesado por dos ríos: Nossob y Aout, la mayoría del tiempo secos. Por eso el nombre de la reserva significa "país de la sed", denominación que se debe a su aridez y a sus temperaturas elevadas.
La mayoría del suelo se compone de arena roja-anaranjada, típica de la región de Kalahari. Desierto hasta el horizonte, por lo que poca vegetación consigue sobrevivir aquí. Viendo el tamaño del territorio, a veces cuesta encontrar los animales. Los puntos de agua son escasos pero las posibilidades de encontrarlos aumentan al acercarnos.
Para acceder a la reserva desde la ciudad de Upington donde se encuentra el aeropuerto más próximo, hay que contar 260 km, es decir, más de cuatro horas de carretera. En el interior del parque, sólo tres pistas se dedican a la circulación de coches. A priori está prohibido dejar los caminos balizados para acercarse a los animales. Sí, aquí no es el humano quien gobierna.
Como Kgalagadi Transfrontier Park se encuentra en una zona semidesértica, hay momentos más agradables que otros para visitarlo desde el punto de vista climático. Las temperaturas rozan fácilmente los 45ºC durante el mes de diciembre y enero. En cuanto a la lluvia, se suele concentrar entre el mes de septiembre y octubre. El clima suele ser más suave durante los meses de mayo y junio. Se dice que los animales se ven más fácilmente en el mes de febrero y en el mes de mayo.
Excepto los safaris que ocupan la mayoría del tiempo in situ, es importante y muy interesante conocer la población local, como los Bushmanes. Escúchalos hablar, su idioma es impresionante. Se compone entre otros de veinte clics de lenguas diferentes.
Lánzate a un safari pedestre, acompañado de un guía experto, que te enseñará a identificar las huellas dejadas por los animales y sobre todo las serpientes...
Si vas a Kgalagadi National Park, evidentemente es para hacer safaris. Durante los paseos matinales o nocturnos, nos encontramos con todo tipo de animales, tanto predadores como volátiles. No faltan los facocheres, ñus y otros antílopes. La región es conocida por los leones de Kalahari, reconocibles por sus crines negras.
El safari no es una estancia relajada. De hecho, en las horas cálidas, la mayoría de los animales duerme y se esconde a la sombra. Los safaris matinales comienzan muy temprano para que los visitantes puedan ver los máximos animales posibles. Llévate algo de abrigo para la mañana y la noche ya que la diferencia de temperaturas puede ser bastante importante, sobre todo cuando se circula en un coche abierto.
Se desaconseja, incluso está totalmente prohibido, bajar del vehículo en plena sabana. Algunos animales son muy buenos jugando al escondite y podrían atraparte de sorpresa. Tu guía conoce la sabana y sabrá indicarte cuando puedes salir al exterior sin peligro.
Si durante un safari pedestre te encuentras con un animal agresivo, se aconseja no tener miedo y sobre todo no echarse a correr. Es más fácil decirlo que hacerlo, desde luego, pero teniendo un comportamiento nervioso asustarás más al animal que tienes en frente.
La cocina sudafricana es una auténtica delicia. Es difícil resistirse a las diferentes especialidades culinarias. Te deleitarás con el "potjiekoos", una especie de guiso cocinado a base de carne, o con el "bobotie", hecho también con carne picada preparada con una salsa a base de verduras. Tal vez te cueste probar la carne de animales que has visto durante el día pero los autóctonos se alimentan así. Los platos a base de maíz forman parte integrante de la alimentación básica en las provincias del norte.
Poco puedes traerte de la reserva, salvo algunos souvenirs que puedes encontrar en la tienda situada a la entrada de ésta. Encontrarás un buen número de peluches, camisetas y objetos de artesanía. Pero lo más interesante es traerse artesanía local, fabricada por las manos expertas de los Bushmanes.