Tswalu

Aquí tenemos la bella e inmensa reserva de Tswalu, oficialmente llamada "Tswalu Private Game Reserve". Como su nombre indica, este establecimiento es privado y no es cualquier lugar de Sudáfrica. En efecto, se trata de una de las reservas privadas más grandes del país. Su superficie cubre nada menos que 103 000 hectáreas.
Tal como nos explican allí mismo, los animales no se han instalado solos en este lugar, sino que ha sido el propietario el encargado de traerlos después de haberlos comprado. Cuando descubres esta técnica para poblar la reserva, se pierde algo de la magia, pero tiene una antigüedad de más de 10 años, por tanto, los animales ya están muy integrados en el paisaje. ¡Actualmente, la reserva tiene un censo de más de 15000! Así que es difícil pasear sin encontrarse con unos cuantos.
En lo que se refiere al personal, en Tswalu han sabido contratar a un equipo extremadamente profesional y eficaz. Los safaris normalmente se realizan acompañados de un rastreador y de un guarda forestal. En el momento de nuestra visita, fueron Jo y Sammy los encargados de hacernos descubrir su lugar de vida y al partir de la reserva nos llevamos con nosotros sus numerosas experiencias. Este equipo es el encargado de la seguridad de los visitantes. Por tanto, hay que seguir al pie de la letra los consejos que te dan sobre este aspecto del viaje.
Para llegar allí, la reserva organiza el transporte a partir de pequeños aviones privados. El viaje solo dura una hora y media, instalados en un espacio cómodo en el que puedes pedir refrescos y algunas cosas para picar. En especial, se puede probar la carne seca que, según el trozo saboreado, te puede durar un buen rato.

Un amanecer o una puesta de sol en globo: ¡una experiencia realmente extraordinaria y espectacular! Es incluso difícil describir con palabras lo que sientes una vez dentro de la canasta y cuando el suelo va desfilando apaciblemente bajo tus pies. El paisaje es todavía más bonito visto desde el cielo y su inmensidad te corta la respiración...

Evidentemente, hay todo tipo de especies en la reserva: del ñu al león, pasando por el jabalí verrugoso y las avestruces. El censo cuenta con unos 15 000 animales actualmente. Los safaris se pueden realizar tanto a primera hora de la mañana como por la tarde.

El safari no es una estancia de descanso absoluto. De hecho, durante los horas más calidas los animales duermen en su mayoría y se esconden en la sombra. Por tanto, los safaris de la mañana salen muy temprano para permitir a los visitantes ver el máximo número de animales posibles. Además, recuerda llevar ropa algo más de abrigo por la mañana y por la noche, ya que las diferencias de temperatura pueden ser bastante importantes, sobre todo circulando en un vehículo abierto.

Se desaconseja e incluso se prohíbe bajar del vehículo en plena sabana. Algunos animales son muy buenos jugando al escondite y podrían atraparte de sorpresa. Tu guía conoce la sabana y sabrá indicarte cuando puedes salir al exterior sin peligro.
Si durante un safari a pie te encuentras con un animal agresivo, se aconseja no perder los nervios y sobre todo no ponerse a correr. Es cierto que es más fácil decirlo que ponerlo en práctica, pero si te comportas de forma nerviosa puedes asustar al animal que tengas delante.

Aunque la cocina de Tswalu sea muy refinada, los platos surafricanos valen la pena. Aquí se come muy bien. Si el marisco y el pescado dominan en las costas de Sudáfrica, en las reservas impera la carne. Quizá te sepa mal comer carne de los animales que has visto durante el día, pero así es como se han alimentado los autóctonos desde siempre. Los platos a base de maíz forman una parte importante de la alimentación básica de las provincias del norte.

Hay poca cosa que llevarte como recuerdo en la reserva privada de Tswalu, ya que no hay ninguna tienda. Sin embargo, el lodge Tarkuni incluye una pequeña tienda donde se pueden comprar algunos recuerdos.