La belleza de Berna es más que evidente y su casco antiguo, nombrado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1983, es prueba de ello.
Berna destaca por sus numerosas fuentes medievales muy coloridas y por poseer el mayor número de kilómetros de tiendas (6 kilómetros) construidas bajo arcadas o porches. Además tiene la peculiaridad de que muchos de los comercios, como los de la plaza de Kornhausplatz, se encuentran bajo tierra, en lo que antiguamente eran bodegas.
Junto a la plaza, en la calle Kramgasse, encontrarás uno de los lugares más representativos de la ciudad, la Torre del Reloj, que data de la época medieval y cuyo mecanismo (hoy en día todavía existente y en funcionamiento) se remonta al siglo XVI.
Merece la pena detenerse en ella. Alzando la vista hacia la torre contemplarás sus delicadas y trabajadas formas y si la visitas por dentro descubrirás su rudimentario pero increíble mecanismo de funcionamiento y serás partícipe de su historia, teniendo presente las modificaciones que ha ido sufriendo a lo largo de los años.
Actualmente, son tres las personas que se ocupan de mantener en funcionamiento el reloj ("gobiernan el reloj") todos los días, todas ellas son personas con una entrega especial por la torre y el trabajo que realizan. Nosotros conocimos a uno de ellos, Roger Morgenegg, quien gobierna el reloj desde 1978.
Además de la Torre del Reloj, el símbolo por excelencia de la ciudad es el oso, incluso hay un parque dedicado a ellos. Es conocida como la ciudad de los osos, pero además fue la ciudad donde trabajó y vivió Albert Einstein y la que enamoró a Goethe.
En Berna encontrarás un sinfín de cosas que visitar y qué hacer, por esta razón es uno de los destinos imprescindibles que has de conocer en Europa.
La oferta cultural y de ocio en Berna es muy variada. Entre los eventos que no puedes perderte se encuentran los festivales de música de verano como Gurtenfestival y el Buskers Bern Strassenfestival, el Gran Prix, la carrera a pie más importante de Suiza, la Noche de Museos en la que los museos abren sus puertas por la noche atrayendo a miles de noctámbulos o el Mercado de la cebolla, conocido como Zibelemärit y que se lleva a cabo el cuarto lunes de noviembre todos los años.
En Berna puedes visitar algunos de los museos más importantes de Suiza, pasearte por las tiendas de la zona comercial cubierta más larga de Europa, disfrutar de su variada oferta de actividad en plena naturaleza y de ocio nocturno. Entre los museos que no te puedes perder están el Kunstmuseum Bern, el museo de bellas artes más antiguo del país, Bernisches Historisches Museum, el museo de historia de Berna o el Zentrum Paul Klee, con la colección más grande el mundo de las obras pertenecientes al artista Paul Klee. Tampoco puedes pasar por alto el Bundeshaus, la sede del gobierno suizo y uno de los monumentos más asombrosos de Berna, ni la Casa Albert Einsten. Si eres un amante de la naturaleza, no dejes de visitar el Parque de los osos o BärenPark, admirar con la belleza y los colores del Rosengarten (el Jardín de Rosas), darte un baño en el río Aar en verano o hacer una escapada a los Alpes. Asimismo, gracias a sus 6 kilómetros de arcadas, Berna alberga una de las zonas comerciales cubiertas más largas de Europa, donde podrás encontrar todo tipo de productos, piezas artesanales y suvenires. Aunque por donde realmente merece perderse es por las calles del centro histórico, declarado Patrimonio Mundial de la Unesco y lleno de callejones y casas de piedra, fuentes, fachadas de arenisca y torres históricas que le confieren un aire medieval muy singular. No te olvides pasar por la famosa Torre del Reloj o Zytgloggeturm ni entrar en la Catedral, que con 100,6 metros de altura se consagra como el edificio religioso más alto se Suiza.
Si hay algo en Berna que debemos evitar es el transporte público. A pesar del excelente sistema de transporte público de la ciudad, lo más recomendable es explorar a pie o en bicicleta la ciudad.
La gastronomía de Berna, sigue la línea de la cocina tradicional suiza, la cual está muy influenciada por sus vecinas la francesa, alemana e italiana, por esta razón, platos como los quesos, el pescado, las carnes de cerdo y de ternera o el chocolate ganan en tierras suizas protagonismo. Uno de los platos típicos por excelencia es el Benerplatte, una variedad de chucrut elaborado con carne de cerdo y ternera, judías verdes y patatas hervidas. También lo es el Ratsherrnntopf, una pata de ternera cocinada con mantequilla y vino blanco. Pero si de algo no podemos olvidarnos de degustar eso son las famosas fondues, tanto las de queso como las de chocolate. Dos productos estrella suizos. Es más, en Berna se fabrican el chocolate Toblerone y el queso Emmental por lo que no podemos perder esta oportunidad. Para beber, tanto la cerveza como la sidra de manzana serán un buen acompañamiento en nuestras comidas. Y lo mejor para salir a cenar o tomarse unas copas te recomendamos la zona de los alrededores de Bärengraben.
En la zona comercial de las arcadas o en los clásicos mercadillos podrás encontrar los mejores suvenires de la ciudad. Los productos más populares que los turistas suelen llevarse como recuerdo son los relojes, aunque no todo el mundo está dispuesto a dejarse mucho dinero, las navajas tradicionales suizas de marcas como Vcitorinox o Wegner, y por supuesto, alguno de sus quesos como el Emmental, el Sbrinz, el Gruyère o el Appenzeler y de sus chocolates Lindt, Toblerone o Läderach.