Gstaad es una encantadora aldea a 1.050 metros de altitud en la comuna de Saanen. Reino de las tiendas de lujo, el lugar es más conocido por sus ilustres habitantes que por sus pistas de esquí. Sin embargo, el pueblo tiene muchos encantos. Aparte de la cantidad de eventos que animan la vida de la estación durante todo el año, se proponen multitud de actividades tanto en invierno como en verano.
Si bien los deportes de deslizamientos son las estrellas del invierno, padres e hijos podrán probar actividades insólitas como una carrera en trineos tirados por perros o un paseo en globo aerostático. O si prefieren, podrán dejarse mimar en unos de los centros de bienestar del pueblo. En verano, lo mejor son las caminatas y los paseos bucólicos. En definitiva, es imposible aburrirse incluso si el esquí no es lo tuyo.
Si bien es cierto que no se trata de la opción más rápida, sin duda es la menos estresante y la más ecológica. Para ir a Gstaad puedes coger el TGV Lyria (tren de alta velocidad) de París a Lausana, un trayecto de 3 horas y 50 minutos. Después hay que coger otro tren que te llevará a Montreux en unos veinte minutos. Y aquí es donde comienza el viaje en el «Golden Pass», un tren con vistas panorámicas del paisaje. Otra opción es coger el TGV des Neiges (de las Nieves) de París a Montreux.
Aprovechar de los kilómetros de pistas para practicar esquí, snowboard, monoski y otros deportes de deslizamiento. Además, se trata de la ocasión perfecta para realizar un paseo en trineo tirado por perros. Hay varias empresas que proponen caminatas o un paseo por las pistas.
Hacer ejercicio gracias a las numerosas propuestas deportivas (tenis, natación etc.) o por el contrario, relajarse en uno de los centros de bienestar que se encuentran en los hoteles de lujo.
Cultivarse gracias a la gran cantidad de eventos que se organizan. «Les Sommets musicaux de Gstaad» (Las Cumbres Musicales de Gstaad) se celebra cada año y es uno de los principales eventos. También se puede optar por alojarse en Gstaad para asistir al SWATCH FIVB (torneo de vóley playa), al Menuhin Festival (música clásica), al Open del Crédit Agricole Suisse (torneo de tenis), al Hublot Polo Gold Cup (competición de polo) o al Country Night Gstaad (evento de country y western).
Pasar una noche en el hotel de hielo ubicado en lo alto de las pistas de Saanenmöser.
Los magníficos paisajes de los que podrás disfrutar desde tu habitación de hotel o desde el chalé, en lo alto de las pistas o, mejor aún, desde un globo aerostático.
Abrigarse bien en invierno, tanto en el pueblo como en las pistas.
Llevar bastante dinero ya que los precios en las tiendas y restaurantes son caros y las actividades que se proponen no son baratas.
Coger taxis. Es muy caro, incluso si el trayecto es de solamente 5 minutos. Muchos hoteles proponen traslados a la estación, al aeropuerto o a las pistas de esquí. Pide información en la recepción.
Todos los platos a base de queso, desde la raclette a la fondue pasando por el famosísimo gruyer. Así mismo, déjate tentar por la fondue china que con ese nombre nadie diría que se trata de cocer trozos de carne ¡en agua hirviendo!
El rösti, un plato de patatas asadas (la palabra «rösti» viene del verbo rösten que significa «asar» en alemán) es fácil de preparar y puede usarse como guarnición para acompañar un plato de carne o de verduras. Es uno de los platos más típicos y populares. Se prepara con patatas, cebolla, mantequilla, panceta, sal y pimienta.
Chocolate, chocolate y más chocolate.
Una (o varias) navajas suizas