Aunque el archipiélago de Koh Lanta posee 52 islas, la isla de Koh Lanta Yai reúne la principal actividad turística. Se accede por el puerto de Ban Sala Dan, al norte de la isla. Para llegar a Koh Lanta, hay que contar con una hora de carretera desde Krabi. Luego, hay que coger dos ferrys para llegar a la isla. Koh Lanta, conocida por su tranquilidad, no ha tardado en convertirse en un lugar de turismo muy concurrido. Al llegar, no descubrimos una isla desierta sino una retahíla de hoteles a lo largo de la costa oeste de Koh Lanta Yai. Te puedes alojar aquí durante todo el año, pero la mayoría de los establecimientos cierran en temporada baja. Durante este período, las lluvias suelen azotar la isla y el litoral es castigado por las olas del mar de Andaman. Para dirigirte a la isla, no te preocupes. Existe una carretera que permite recorrer la treintena de kilómetros que separa el norte y el sur de la isla.
Un paseo por la aldea de Ban Koh Lanta en medio de la costa para descubrir a los habitantes de la isla. Visita también la Casa de los Nómadas del mar, donde numerosos comerciantes han instalado sus tenderetes.
El Parque Nacional Marítimo de Mou Koh Lanta de 152 km². Este parque, creado en 1990, tiene como objetivo proteger las 15 islas del archipiélago.
No vayas con las maletas llenas, lo lamentarás después de haber hecho algunas compras. Los paseos por los mercadillos incitan a las compras. No olvides tu crema solar y tu repelente de mosquitos por si las moscas...
Si Tailandia recibe el apodo del país de la sonrisa es por algo, así que no dudes en hacer lo mismo... No compres falsificaciones, el precio que deberás pagar en la aduana te dejará un mal recuerdo... Además, evita viajar durante el monzón: no es una leyenda que llueva durante todo el día
Los amantes del picante estarán encantados con la cocina tailandesa. La elección es variada: curry verde, tallarines, verduras, arroz frito, sopa, platos de verduras... También deberás probar el famoso pad thai y somtom (ensalada de papaya verde), más o menos especiado, según el restaurante. Aquí, cada uno elige su comida pero los platos se colocan en el centro de la mesa para que todo el mundo pueda probarlos.
En Tailandia es difícil no encontrar algo para comprar: pashminas, estolas, estatuas de Buda, incienso y otros perfumadores, lámparas, fundas para cojines.