Las tribus del norte habitan en la región septentrional de Tailandia, entre Pai y Chiang Rai y la frontera con Myanmar. Estos grupos étnicos minoritarios tienen unos orígenes lejanos sino-tibetanos, aunque la mayoría de los habitantes emigraron a Tailandia en el siglo XX, huyendo de los conflictos de China, Myanmar y Laos.

Las tribus de las colinas pertenecen a diferentes etnias. Cada una posee una lengua, tradiciones y una organización social propias. Habitan las vertientes y la jungla del norte de Tailandia, cerca de la frontera de Myanmar.

Las mujeres de las tribus, particularmente ligadas a su cultura, sin duda debido al aislamiento al que se vieron sometidas en el pasado, se distinguen por sus ropas brillantes. La mayoría son animistas, aunque hay algunos grupos que se convirtieron al cristianismo por los misioneros, lo que supuso el fin de algunas tradiciones. Como ocurre en el caso de la tribu de los Karen, la más importante de Tailandia, una de las primeras que se instaló en el norte del país.

La tribu montañosa Padaung, o "cuello largo", es famosa por su folclore. Las mujeres llevan desde una edad muy temprana collares de espirales alrededor del cuello para alargar esta parte del cuerpo ya que se considera un rasgo de belleza (aunque algunas asociaciones denuncien esta práctica especialmente dolorosa).

Las tribus forman parte de las clases más pobres de la población. Sus escasos recursos provenían del cultivo de opio, antiguamente la principal actividad del Triángulo de Oro. El gobierno tailandés trabaja con tesón desde hace años para combatir esta actividad ilícita que alimenta el tráfico de estupefacientes. De modo que se ha suprimido prácticamente el cultivo de opio en las montañas del norte, al menos en las zonas más accesibles y visibles. Para que sigan subsistiendo, el gobierno tailandés ha instigado a las tribus a cultivar verdura, fruta y café, como prevé el Royal Project for the Hill Tribes desde 1969. Por otra parte, las mujeres también venden a los turistas, en los pueblos o en el mercado de Chiang Rai, objetos de artesanía como bolsos, telas o joyas de plata (la artesanía típica de la tribu Karen).

Aunque, con respecto a otras etnias, el acercamiento de las tribus del norte sigue siendo superficial. Los jóvenes hablan tailandés y algunas palabras de inglés, gracias a la globalización, pero los ancianos hablan básicamente su lengua materna o el dialecto tailandés del norte. Hay autobuses turísticos que llevan a los occidentales a los principales pueblos, que son una de las paradas de los tours organizados, así como los mercadillos que se preparan para la ocasión. Si bien el comercio de la artesanía es un recurso escaso que no hay que infravalorar para estas tribus, es cierto que el descubrimiento por parte de los turistas que bombardean con fotografías a las mujeres vestidas con su ropa tradicional y las caras generosamente sonrientes de los pequeños es más bien limitado y superficial.

La etnia de los Hmong, una de las tribus del norte, estuvo en el punto de mira de la prensa internacional en 2009, cuando el gobierno tailandés rechazó la solicitud de asilo de más de 4.000 inmigrantes Hmong. Refugiados en los campos desde hace más de 30 años, el ejército los acompañó de nuevo a Laos, donde la etnia declara ser víctima desde hace años de una violenta persecución.