La isla tropical de Phuket se encuentra en la parte sur de Thailandia, en el mar de Andamán, en el flanco oeste del istmo de Kra que conecta Thailandia y Malasia. Está unida al continente por un puente, por lo que no sólo se encuentra accesible por avión, sino también por carretera (a 680 kilómetros de Bangkok). Es la mayor isla de Thailandia con 810 kilómetros cuadrados (más de 100 kilómetros de costas en su mayor longitud) y constituye una provincia a parte entera que obtiene sus beneficios del turismo tras haber desarrollado infraestructuras de forma masiva durante los años 80 y 90. La principal ciudad de la isla, Phuket Town, se encuentra en la parte sudeste, pero no está muy concurrida por los visitantes extranjeros. Aquí, salvo una o dos excepciones, casi la totalidad de las playas se concentran a lo largo de la costa oeste. Los sectores más concurridos se encuentran en la parte sur de este litoral (playas de Patong, Karon y Kata). En particular, en Patong es donde se concentran la mayoría de actividades periféricas a la playa (restaurantes, bares, discotecas, comercios, etc.).
Aparte de los placeres balnearios, Phuket ofrece por su superficie incluso un amplio abanico de posibles salidas debido a la variedad de su relieve. Phuket también es famosa por la calidad de los lugares submarinos de los alrededores y atrae a numerosos adeptos al submarinismo. La mayoría de hoteles de la zona están abiertos todo el año.
La reserva natural de Khao Phra Thaeo, al norte de la isla La granja de mariposas de Thalang, Las islas Similan en barco, Ao Phang Nga en barco
Aprende 2 ó 3 palabras en tailandés antes de salir o al llegar allí. La población local es muy acogedora y la gente apreciará el esfuerzo que haces con ellos.
Evita llevar muy a la vista tus objetos de valor (relojes, joyas, ropa cara...), te propondrán miles de cosas, también comprar esos objetos de valor. No es necesario exhibirlos exageradamente, el hecho de ser blanco ya es un signo de riqueza...
La cocina thai es famosa por su variedad y su exquisitez. Prueba los menús, sal de los hoteles y arriésgate con las especias... la sorpresa nunca es desagradable. Sopas, tallarines, arroces, legumbres, platos con salsa...
Innumerables pequeños comercios te permitirán comprar un montón de ropa, joyas, lámparas, esculturas, calzado... a precios que desafían a cualquier competencia.