Togo es el país más pequeño de África, sin embargo, su variedad de paisajes es palpable a primera vista y suele enamorar de un flechazo a los visitantes.
En el suroeste del país, las montañas recubiertas de bosques y sembradas de cascadas albergan plantaciones de teca, café y cacao, así como huertos exóticos. Más al norte, los altiplanos dan lugar a extensas llanuras en las que se concentran los cultivos de subsistencia y la ganadería. En el extremo norte del país, en la frontera con el desierto del Sáhara, el territorio está cubierto por las sabanas semiáridas del Sáhel, donde crecen baobabs y los árboles de karité. El litoral está cubierto por arena fina y cocoteros.
Las costas de Togo rebosan de pueblecitos de pescadores. Togo cuenta con el lago homónimo donde se pueden practicar actividades náuticas, así como con magníficas playas de arena fina, sobre todo en Baguida y Avepozo.
Togo es, junto con Benín, el país africano en el que los ritos vudús siguen más vivos. Los amantes del misticismo y la magia serán felices en Togo. Las festividades vudús se celebran a principios de septiembre en Glidji y permitirán que te formes una buena idea del folclore del país, que se compone mayoritariamente de música y danzas tradicionales.
Cada región cuenta con su propio folclore, vinculado a la historia y a los antepasados de las diferentes tribus. Cada una dispone de ritos especiales: bailes alegres y coloridos, o violentos y macabros, ejecutados sobre zancos por cazadores, jóvenes vírgenes... acompañados por poesías mágicas.
La artesanía también ocupa un lugar destacado en la cultura de Togo. Esta se caracteriza por la cerámica, la alfarería, la escultura, los tejidos, el pirograbado y el batik. Los habitantes de Togo emplean materiales naturales como la madera, la piedra, la fibra, el barro y el cuero para crear verdaderos objetos de arte.
A pesar de que una parte destacada de la fauna de Togo fue masacrada durante el conflicto de los años 90, son muchas las especies salvajes que aún pueden verse. El parque natural de la Sarakawa (el parque del Presidente), está situado en la región de la Kara y alberga animales de Sudáfrica, reintroducidos recientemente. Podrás cruzarte con ñus, cebras, primates, tortugas y, con un poco de suerte, quizás algún cocodrilo.
En los densos bosques del sur abundan la caza menor y las aves, en especial el agutí (una especie de roedor). En las sabanas del norte del país, en la región de Mango, los ríos están poblados por cocodrilos e hipopótamos. El norte también es el reino de los grandes mamíferos, por lo que en el parque natural de Kéran podrás observar búfalos, antílopes, elefantes y leones. Asimismo, allí se encuentran numerosas especies de primates y serpientes.