Flaubert decía de Djerba ''el aire es tan suave que te impide morir''. Y es un hecho: gracias al efecto moderador del mar, la isla de Djerba goza de un clima excepcional en Túnez. Las temperaturas no bajan de los 20 °C a partir de abril-mayo y hasta octubre-noviembre. La primavera y el otoño constituyen, por tanto, dos estaciones posibles para visitar la isla con total tranquilidad, lejos de los grandes flujos turísticos.
Y es que Djerba es una estación balnearia muy apreciada. Se han construido numerosos hoteles: se concentran a lo largo del litoral (la isla tiene más de 125 km de playas), en particular en la costa este. En cambio, el interior aún está muy preservado. Los campos de olivos se alternan con las menzels: estas casas tradicionales están blanqueadas con cal y rodeadas de una huerta delimitada con muretes. Los rebaños de cabras aparecen en cuanto abandonamos los grandes ejes y también podemos cruzarnos con uno o dos camellos a la sombra de las palmeras.
Rural y todavía muy preservada, Djerba se puede descubrir con ocasión de una de las múltiples excursiones que ofrecen las agencias locales situadas en los hoteles. Aunque las playas de la isla son muy agradables, sería una pena hacer sólo una estancia balnearia. Lo ideal es alternar un día a orillas del mar y un día de excursión. En función de sus gustos, podras decantarte por descubrir la artesanía (alfarería), la arquitectura o los paisajes.
Podras dar una vuelta en calesa, un paseo a pie a lo largo de la costa, una excursión por mar hasta la isla de los flamencos rosas o una partida de pesca. También se organizan excursiones más largas (1 o 2 días) en Land Rover por el desierto: ghorfas de Medenine, Tataouine, Chenini, Matmata, Gabès, Ksar Ghilane, Douz, Nouiel, Zaafran o Tozeur, que a veces incluyen una noche en una tienda.
Última atracción prevista de la isla: el Djerba Explore, situado en la zona turística de Midoun, no muy lejos del faro de Taguermess. En este parque acuático sólo hay cocodrilos (400 ejemplares de todas clases), en estanques a la sombra de palmeras y plataneros. Un espectáculo lleno de colorido. Otra curiosidad: la sinagoga de La Ghriba. El interior adornado con madera pintada, mosaicos y vidrieras es más que notable.
Por más que lo digan los folletos publicitarios, no es posible bañarse todo el año en Djerba. Las playas están acondicionadas desde mediados de marzo hasta mediados de noviembre y las bases náuticas funcionan de abril a octubre. Los numerosos turistas que vienen a la isla en invierno suelen hacer un tratamiento de thalasoterapia o balneario (más barato), se relajan al borde de las piscinas cubiertas, juegan a golf o hacen excursiones por el Sur.
Última atracción prevista de la isla: el Djerba Explore, situado en la zona turística de Midoun, no muy lejos del faro de Taguermess. En este parque acuático sólo hay cocodrilos (400 ejemplares de todas clases), en estanques a la sombra de palmeras y plataneros. Un espectáculo lleno de colorido. Otra curiosidad: la sinagoga de La Ghriba. El interior adornado con madera pintada, mosaicos y vidrieras es más que notable.
Couscous a la djerbiana. Se puede encontrar cada vez más a menudo en los buffets de los grandes hoteles (ofrecido como especialidad o en las veladas tunecinas). Prueba también el resto de recetas del país: dedos de Fatma (hojaldre relleno de pechuga de pollo, patata y alcaparras), tajine (tortilla de carne y patatas), brick (triángulo de pasta relleno de atún y huevo pasado por agua).
Alfarería. Es mejor comprar en Guellala que en Houmt Souk, los vendedores son menos insistentes. Además, en Guellala podras asistir a las demostraciones. Especialmente recomendable: la calle Romdhane Ben Mahmoud, donde hay talleres y salas de exposición. Pregunte por el secreto del "camello mágico", jarra en forma de camello, con un agujero en cada lado y que deja pasar el aire pero no el agua.