Sousse tiene el encanto de una ciudad histórica y el atractivo de una gran ciudad. Se puede apreciar en todas las estaciones del año, ya que su frente marítimo no constituye su único encanto. Las playas del centro de la ciudad tienen poco interés, pero los bares de moda, los restaurantes y el barrio histórico de la medina compensan.
También se puede optar por alojarse en Sousse para visitar los alrededores: Port El Kantaoui está a tan solo 7 km al norte y Monastir 30 km al sur. Para los más aventureros, Sousse puede ser un punto de partida hacia Tozeur y los oasis del Sur.
La medina de Sousse es una de las más bellas del país. Comienza delante de la plaza de los Mártires. La calle principal permite subir hasta la Gran Mezquita. Construida en el siglo IX, se edificó sobre los cimientos de un antiguo fuerte. Al oeste de la Gran Mezquita, se alza el Ribat, bajo la forma de una fortaleza impresionante. En su interior, se pueden visitar salas de guardia que desembocan en un gran patio.
La medina de Sousse favorece las visitas pero también las compras. Si no quieres regatear, ve a la tienda de precios fijos situada a la entrada (en la plaza de los Mártires). Encontrarás dos plantas repletas de un gran surtido de artesanía tunecina: alfarería y cerámica variadas, telas, babuchas, máscaras de cuero, bolsos, cinturones y joyas.
Un largo paseo - con o sin compras - por las callejuelas de la medina. Pasando también por donde acaban los tenderetes, para imaginar un poco la ciudad tal y como era hace algunos siglos. Fuera de la medina, Sousse es un núcleo urbano animado y moderno, con cafés, clubes nocturnos y cines.
El patio de la Gran Mezquita (abierta solo por la mañana ya que por la tarde se reserva para la oración), el Ribat (fortaleza del siglo VIII), el museo de Sousse donde se pueden admirar numerosas antigüedades de la época romana. Es, después del Bardo de Túnez, el segundo museo más rico en mosaicos.
Monastir y Port El Kantaoui no están lejos de Sousse (a máximo 30 min de trayecto). Cuenta un día entero para visitar estas dos ciudades, sobre todo si planeas una partida de golf en Port El Kantaoui. Otro destino para una excursión, a más o menos 1 hora de camino: Kairouan. Una de las ciudades más típicas del país.
Alójate en el centro o incluso en primera línea de mar. Las avenidas, muy frecuentadas, no ofrecen ninguna tranquilidad (ni siquiera de noche). Además, la playa que bordea el frente marítimo (extensión de arena un poco estrecha, rocas en el agua) no es tan bonita como la que queda fuera del núcleo urbano.
Cuscús (de pollo o de cordero). Cada vez se puede encontrar más en los bufés de los grandes hoteles (ofrecido como especialidad o en las veladas tunecinas). Prueba también el resto de recetas del país: dedos de Fatma (hojaldre relleno de pechuga de pollo, patata y alcaparras), tajine (tortilla de carne y de patatas), brick (triángulo de pasta relleno de atún y huevo pasado por agua), chorba (sopa).
Recuerdos más o menos "turísticos": máscaras de cuero de estilo árabe-bereber, camisetas, toallas de playa y gorras con estampado "dromedario", ceniceros de barro o de cerámica, diminutas bandejas de hierro cincelado... O artesanía típica pero voluminosa: lámparas de hierro forjado, cerámicas bereberes, jarrones de vidrio soplado. Antes de comprar, infórmate bien sobre las posibilidades de envío.