La fauna del país guarda similitudes con la de los Balcanes: osos, linces, jabalíes, lobos, ciervos, rebecos, nutrias, zorros, camellos, búfalos, y algunos leopardos (cada vez más escasos). Aunque será más fácil que te cruces con caballos, cabras y ovejas custodiadas por un perro pastor muy corpulento, el kangal. Se trata de una raza controlada y debe obtenerse una licencia para su exportación. Igual sucede con el famoso gato Van, con el pelaje de un blanco puro y los ojos de diferente color (uno azul y otro verde).
En Turquía habitan diversas especies de serpientes (pocas víboras), de lagartos y de salamandras. El cuadro ornitológico presenta una riqueza excepcional, y en él destaca un gran número de rapaces, incluyendo majestuosas águilas y buitres. Las especies migratorias sobrevuelan Anatolia dos veces al año: grullas comunes, cigüeñas, y multitud de rapaces (milano negro, buitres, gavilanes y águilas). El sureste de Anatolia (Birecik-Sanli Urfa) es el único lugar del mundo donde aún viven los últimos ibis (kelaynak) como los que podemos apreciar en los vestigios del antiguo Egipto.
Algunas especies de la fauna acuática como la foca mediterránea o la Caretta caretta (tortuga marina) han encontrado un refugio en las limpias aguas del Mediterráneo y el Egeo. Al estar rodeada por cuatro mares (el Negro, el de Mármara, el Egeo y el Mediterráneo), Turquía disfruta de una impresionante variedad de peces. En sus aguas nadan varias especies de doradas, lubinas (lüfer), salmonetes, y otras especies mediterráneas. Sin olvidarnos del hamsi (una especie de boquerón) que se pesca en el mar Negro, y que constituye uno de los platos más apreciados por los turcos. En la región del mar Negro, se dice que incluso hacen mermelada de hamsi... Por otra parte, existen importantes centros de acuicultura, tanto de especies marinas como de aguas dulces, que producen róbalos, doradas y truchas.