Uruguay nunca ha sido un destino de gran popularidad entre los turistas que visitan el continente americano, siendo considerado por muchos como un destino de tránsito entre los dos pesos pesados de América Latina: Argentina y Brasil. No obstante, el país más pequeño de toda Sudamérica cuenta con todos los argumentos necesarios para convertirse en uno de los grandes referentes turísticos especialmente en el segmento cultural y el turismo de sol y playa. Su condición de país casi desconocido por los viajeros europeos, es uno de los mejores alicientes para optar por este interesante destino y descubrir sus singulares paisaje y espacios naturales, sus hermosas ciudades, su sabrosa gastronomía y la gran amabilidad y hospitalidad de sus gentes.
Sus deliciosas playas de arena blanca y aguas cristalinas son probablemente su principal atractivo turístico a los ojos de los visitantes extranjeros. Las ciudades de Atlántida, Piriápolis y Punta del Este acaparan los arenales más codiciados del país y algunos de los mejores de toda Sudamérica, siendo esta última localidad el destino vacacional por excelencia de las clases altas uruguayas, argentinas y brasileñas, al disponer de una variada oferta de ocio que comprende selectos clubes y discotecas, restaurantes de la máxima categoría, gigantescos campos de golf y varios casinos, así como un amplio abanico de actividades náuticas y deportivas que harán las delicias de los amantes del submarinismo, el surf en todas sus modalidades y la vela.
Si prefieres la tranquilidad a las grandes aglomeraciones, es conveniente alejarse de estas tres grandes urbes. En este sentido, el departamento de Rocha se presenta como el destino perfecto para disfrutar del mar lejos del mundanal ruido de los grandes resorts y hoteles que ofrecen la formula todo incluido. El pueblecito de pescadores de Aguas Dulces te permitirá disfrutar del océano sin tener que disputarte con el vecino a la ora de plantar la toalla en la arena, como también es el caso de la localidad pesquera de La Punta del Diablo, consideradas como dos de las joyas secretas de Uruguay.
Montevideo, la capital del país, merece con creces ser incluida en la lista de ciudades de obligada visita que todo buen viajero ha de conocer. Su estratégica ubicación, entre las orillas del Río de la Plata, permite realizar su visita en barco. Su pintoresca arquitectura goza de una fuerte influencia española, italiana y art déco. En el apartado cultural, el centro de la ciudad reúne un buen puñado de reputados museos como el Museo Histórico Nacional, el Museo del Gaucho y de la Moneda o el Museo Gurvich. El antiguo Palacio Salvo, de estilo barroco y situado en el centro de la Plaza de la Independencia, es el símbolo de Montevideo. Para empaparse de la verdadera esencia de esta ciudad, no hay mejor opción que darse una vuelta por la conocida Feria de Tristán Narvaja, un gigantesco mercado al aire libre en el que todo tipo de alimentos y productos locales, así como numerosas antigüedades y suvenires para llevarse un bonito de cuerdo de nuestra aventura por tierras uruguayas.
Además de la capital, la ciudad de Colonia del Sacramento es otro de los destinos que no puede faltar en la hoja de ruta del visitante. Esta es la urbe más antigua de todo el país, y su centro histórico cuenta con el distintivo de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Ésta está también está situada en la ribera del Río de la Plata, justo enfrente de la capital argentina, Buenos Aires. La ciudad supo preservar su riqueza arquitectural, convirtiéndola en un verdadero museo a cielo abierto. Otro de los principales atractivos de esta urbe es su imponente faro, ubicado sobre la Casa de Nacarello, además de la basílica y el convento de San Francisco, y la Iglesia Matriz, la más antigua de todo Uruguay.
Para terminar, resulta imposible hablar de Uruguay sin hacer una pequeña mención a una de las figuras más carismáticas y características de este país: los gauchos. Estos "vaqueros" de América del Sur, ataviados con sombreros de fieltro negro y siempre armados de sus cuchillos, utilizados para para curtir el cuero, para alimentarse o bien para defenderse mientras recorren con su ganado equino los parajes de la Pampa.
Gracias a su habilidad en el trabajo del cuero, podremos volver con una hermosa chaqueta de Uruguay. En el país hay explotaciones de amatistas, topacios, cuarzos y ágatas, que se engarzan en joyas. Los comercios abren de 09:00 a 12:00 y de 14:00 a 19:00 de lunes a viernes, y de 09:00 a 12:30 los sábados.
En Uruguay se sirve carne de buey en todas las comidas. Todos los restaurantes ofrecen asados. Atención al pedir, ya que las raciones son a menudo gigantescas. Los "chivitos" son las hamburguesas uruguayas. Los perritos calientes aquí se llaman "panchos", y también son habituales las milanesas. Además, podremos degustar el típico puchero de carne de buey con legumbres, judías, bacón y salchichas. En la costa, encontraremos en el menú todo tipo de mariscos. Como postre, tenemos el "chajá", un pastel esponjoso relleno de crema y mermelada. Para beber, tienes que probar por supuesto el mate, una infusión amarga que se bebe en un recipiente especial con una pajita metálica. El "espillinar" es una mezcla de vino con zumo y trozos de frutas. Resulta muy refrescante en verano.
Durante la temporada turística, desde diciembre hasta marzo, los precios llegan a veces incluso a doblarse, y es aconsejable reservar una habitación con antelación. Muchos establecimientos costeros cierran después del verano. Para cruzar el Río de la Plata hacia Buenos Aires, es preferible coger uno de los antiguos barcos que cubren el trayecto por la mañana temprano y por la tarde. A diferencia de los ferrys ultrarrápidos, en ellos podemos disfrutar del puente exterior.