Los objetivos de una promoción son diversos: incitar a los no consumidores a probar el producto para luego comprarlo; aumentar el consumo (en volumen y frecuencia) de los compradores actuales; fidelizar a la clientela; aumentar la disponibilidad de productos para los distribuidores; mejorar la rotación de las existencias; aumentar el número y el apoyo activo de los distribuidores en la comercialización de los productos, etc. Las campañas promocionales que contribuyen a aumentar la afluencia en los puntos de venta y las gratificaciones a los distribuidores (primas, regalos...), generan una actitud más favorable hacia la empresa y sus productos.
Aunque la reducción de las tarifas es la técnica de promoción más extendida, está sometida a normativas muy estrictas: por ejemplo, las ventas con pérdidas están prohibidas.
En el marco de los viajes, suelen realizarse al principio y al final de temporada, y, sobre todo, cuando se acerca la fecha de despegue del avión. Un viaje es un producto perecedero, y, cuanto más se acerca su fecha, más puede disminuir su precio a través de una promoción.
Éstas también permiten poner en relieve un nuevo producto con la ayuda de un precio llamativo durante un tiempo determinado.