Bolonia está ubicada en la zona norte del centro de Italia y con frecuencia se la llama "la Dotta, la Rossa e la Grassa" por acoger una de las universidades más antiguas del país, por tener un característico color rojo predominando en los tejados de la ciudad y por la maravillosa cocina que se elabora en la zona.
Tras tu vuelo a Bolonia debes visitar la Plaza Mayor, que conserva su aspecto del siglo XV y que es el corazón de la ciudad, con su Fuente de Neptuno en el centro y en uno de sus laterales la Basílica de San Petronio, la más antigua de la ciudad y una de las más grandes del mundo. También merece una visita tras los vuelos a Bolonia la porta Galliera, el Palacio del Podestá, el Casco antiguo de Bolonia y la Iglesia de San Lucas. Entre los productos y platos típicos de la zona que debes probar tras tu vuelo encuentras todo tipo de pasta, como los tortelloni de requesón boloñes o los cappelletti (reviolis redondos), y varios tipos de quesos, entre los que destacan el grana padano y el parmigiano reggiano. Además, también es típica la mortadela.
Desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad no hay ni 8 kilómetros de distancia, por lo que si usas un coche para trasladarte apenas tardarás 15 minutos gracias a que una autovía comunica el aeropuerto con Bolonia. Para recorrer la distancia en ese tiempo, puedes alquilar coches baratos (aunque debes tener en cuenta que los italianos son muy caóticos conduciendo y puede costar acostumbrarse a su manera de conducir), coger un taxi. Asimismo, y como métodos mucho más baratos que el taxi y el coche de alquiler, puedes usar un autobús para trasladarte o coger un tren. En bus existe una gran variedad de conexiones, como a Florencia (duración aproximada del trayecto 90 días), a Rávena y Cervia (son 2 horas de viaje aproximadamente), a Módena (el trayecto dura aproximadamente 50 minutos), etc.