Seguramente el monumento más fotografiado de la ciudad. A los pies del Tajo, servía de torre defensiva y fue construida en el 1500; actualmente es Patrimonio de la Humanidad y se puede acceder a su interior para contemplar las diversas salas y los huecos desde donde se disparaban los cañones. Como curiosidad, no te pierdas la górgola que representa un rinoceronte.

Junto con la Torre de Belem es una de las visitas imprescindibles, construida en el siglo XVI te sorprenderán sus dimensiones y su arquitectura en estilo manuelino. Tanto su iglesia como el claustro son de una gran belleza. Además aquí se encuentran enterrados personajes tan ilustres como Vasco de Gama o Fernado Pessoa.

Es probablemente uno de los puntos más animados de la ciudad, el lugar donde los amigos suelen quedar para encontrarse. Pero además de una visita para tomar el pulso a la ciudad, puedes aprovechar una visita a esta plaza para contemplar los monumentos que en ella se encuentran como la estatua de Pedro IV, el Teatro Nacional o el emblemático café Nicola, el más famoso de la ciudad.

Aprovecha los vuelos que te traen a Portugal para conocer una de sus más emblemáticas manifestaciones culturales: el fado. Nace en el siglo XVIII y marca la identidad de la ciudad. Podrás escucharlo en directo en las distintas casas de fado que encontrarás repartidas por Lisboa o bien en el Barrio Alto o La Alfama.

En tu visita a Portugal te sorprenderán gratamente los precios asequibles de sus restaurantes y la generosidad de sus raciones. Platos estrellas como el bacalao o la feijoada, que pueden ser degustados junto a deliciosos dulce típicos como el arroz con leche o las peras al vino. Si tienes la oportunidad, visita la Antigua Confiteria de Belem, donde se compran los dulces más famosos de la ciudad.