Su construcción se inició en el siglo V, pero no fue hasta el XIV cuando fue fortificada. Destaca la Cripta, con las capillas de San Mauricio, Isarn, San Andrés, San Lázaro...

"La Buena Madre" como se la conoce en Marsella, está situada sobre una de las colinas de la ciudad. De estilo románico-bizantino, fue realizada en mármol italiano. En lo más alto del campanario, una imagen de la Virgen protege la ciudad. Realizada en bronce, recubierta de pan de oro y con una altura de diez metros, es una de las estampas más características de Marsella. A la basílica puede subirse a pie o en un funicular y desde allí se disfruta de unas inigualables vistas de la bahía.

En la bahía se sitúa el castillo de If, del siglo XVI, que sirvió de inspiración a la famosa obra de Dumas "el Conde de Montecristo", y al que se accede en barcos turísticos desde el puerto. El castillo Borély, con sus magníficos jardines, hoy transformados en parque público es otra visita indispensable. Actualmente en él se realizan exposiciones de pintura. El jardín botánico está colindante con la propiedad.

En la Charité, edificio del siglo XVII, antiguo hospicio y hoy complejo cultural, se sitúa el Museo de Arqueología Mediterránea. En el mismo complejo se pueden visitar salas de exposiciones, a la vez que disfrutar de sus magníficos restaurantes. El Museo de Bellas Artes, el más antiguo de la ciudad, en el Palais Longchamp; el Museo de la Moda, en el que se pueden ver piezas de Dior, Chanel, Balenciaga, etc., hasta un total de seis mil; el Museo de la Marina, el de Historia Natural, el Cantini..., Marsella tiene una enorme oferta museística.

La ciudad invita al paseo. La Plaza de Thiars, con sus terrazas, bares y restaurantes; el entorno del Vieux-Port (puerto antiguo), resguardado por los fuertes de Saint-Jean y Saint Nicolás y con comercios y locales de hostelería muy concurridos; el barrio Panier, con sus callejuelas repletas de tiendas artesanales...