Recorre las calles de Papeete, ya sea pie o en un autobús de madera turístico y no te pierdas ni un rincón de su hermoso centro. El edificio del Ayuntamiento es una impresionante edificación de estilo colonial de tres plantas con corredor de porches en las dos primeras y buhardillas en la última y pintado de un llamativo color amarillo en contraste con su tejado rojo y sus balconadas blancas. Otros edificios emblemáticos son el de la Asamblea Nacional (en el parque Bouganville), la Catedral católica (Notre Dame) y la protestante. Haz una parada en el Museo de Gauguín, abierto en 1964 y con importantes obras del pintor impresionista francés y en el Museo de la Perla, donde aprenderás como se cultiva la apreciada perla negra.

Es un punto de encuentro de los locales y una visita turística para los foráneos. Flores, cestas de mimbre, frutas, verduras, pescados... se entremezclan en su planta inferior; en la superior podrás encontrar artesanía típica: tallas de madera, abalorios y joyas de nácar, pareos de colores, etc.

Descubrirás cráteres de volcanes rodeados de exuberante vegetación. El interior está lleno de maraes, lugares sagrados de los primitivos Ma'ohi (habitantes de las islas) y sus dioses (atua). Se trata de construcciones megalíticas en las que se llevaban a cabo celebraciones religiosas. La más importante es la de Marae Arahurahu, a veintitrés kilómetros de Papeete.

Es la otra isla de Barlovento. Para cruzar hasta ella podrás tomar un ferry, un catamarán o un avión que cubre la distancia que separa ambas islas, veinticinco kilómetros, en siete minutos. Haz una escapada a las bahías de Cook y Opunohu, separas entre sí por el monte Rotui (899 metros de altura).

Apúntate a una excursión submarina y podrás nadar junto a peces coralinos, además de explorar los arrecifes y ver tortugas, delfines, atunes... Y bajo el mar también nacen y crecen las hermosas perlas negras típicas de estas islas. En las granjas de perlas te mostrarán como se crían las ostras, explicándote todo el proceso por el que pasan las perlas hasta convertirse en joyas de altísimo valor.