Se trata de uno de los rincones imprescindibles que no puedes perderte en tu visita a la capital checa. Adentrándote en ella te impregnarás de lleno de la Praga más medieval y mágica. Algunos de los monumentos más emblemáticos que encontrarás a tu paso son: la torre de pólvora, el barrio de Santa Ana y la Casa Municipal.

La remodelación de la que este histórico barrio de la capital checa fue objeto hacia finales del siglo XIX supuso la pérdida evidente de gran parte de su esencia y autenticidad, no obstante, hoy en día es posible visitar todavía en él la sinagoga vieja-nueva, el viejo cementerio y el museo judío de Praga.

Es el símbolo por excelencia de la hermosa y siempre enigmática ciudad de Praga. Pasear por él te hará disfrutar de una espectacular vista de la capital y convertirá en imborrable el recuerdo de tu estancia en ella. Además, podrás admirar también la majestuosidad de las valiosas y características esculturas que el puente alberga en su recorrido.

Su construcción se remonta nada menos que al siglo IX. Constituye una de las joyas del gótico más importantes del mundo. En su interior, alberga la catedral de Praga y el palacio real, entre otras muchas y emblemáticas construcciones de la capital, así como también diversos jardines de incomparable belleza.

Se encuentra ubicado a los pies del castillo de Praga. Pasear por él devuelve al visitante a las mágicas y ancestrales leyendas de la Praga alquimista y esotérica. En la actualidad, el callejón del oro sirve de marco incomparable a las numerosas tiendas de maestros artesanos que se encuentran establecidas en él.