Es la plaza más importante de Marrakech y es un lugar ineludible de visita. Por el día es un lugar muy transitado por los habitantes de la ciudad y se pueden ver toda clase de espectáculos y de actividades. Por la noche se transforma completamente, llenándose de restaurantes y de lugares donde tomar una copa.

Un lugar mágico donde pasar toda una mañana, disfrutando de su colorido, de su mezcla de olores y de las tiendas de todo tipo que ofrecen sus artículos a turistas y a locales. Merece la pena recorrer sus callejuelas, sus esquinas y entrenarse en el arte de regatear. Es la visita más clásica que se puede hacer en la ciudad.

Aunque solo pueden entrar los fieles musulmanes, merece la pena acercarse a las inmediaciones de este templo sagrado, el más importante de la ciudad. Llama la atención la altura de su minarete y es muy recomendable contemplar el tránsito de las personas que entran y salen del templo a lo largo del día.

Están situadas en un bonito entorno, en el medio de unos jardines. Se puede acceder a su interior y contemplar el mausoleo central que ocupa tres habitaciones, decoradas con espectaculares columnas. En total hay más de cien sepulcros, todos ellos adornados con bonitos mosaicos.

Tal vez lo más bonito de este museo es el edificio que lo alberga, un hermoso palacio construido a finales del siglo XIX. Llaman la atención su estructura y su bonita decoración. En cuanto al contenido expuesto, se trata de una colección de objetos tradicionales de la ciudad, como piezas de cerámica, alfombras y armas.