Aunque a Zúrich se la puede relacionar con sedes de bancos y oficinas, también cuenta con un bello casco antiguo (Altstadt) que parece sacado de un cuento. Podrás contemplar casitas bajas de colores frente al río, pasear por calles peatonales, hacer compras en comercios tradicionales y visitar un buen número de edificios religiosos, cafés y librerías con encanto.

En esta ciudad suiza podrás contemplar obras de grandes artistas. Cuenta con varios museos como el Rietberg o Scheweizerisches Landesmuseum, pero quizá el más famoso sea el Kunsthaus, donde además de exposiciones de artistas contemporáneos, podrás contemplar obras de Picasso, Van Gogh o Monet, entre otros.

La Grossmünster es la iglesia más famosa de la ciudad, característica por sus campanarios gemelos, una de las imágenes más famosas de Zúrich. Además de por su interés arquitectónico y por su enclave junto al río, esta iglesia tiene un importante valor histórico pues tuvo un papel protagonista en la Reforma Protestante del siglo XVI.

Fácilmente accesible en tren desde el centro de la ciudad, éste es el punto más alto de Zúrich, y desde el que podrás contemplar unas bonitas vistas de la ciudad, los Alpes y el lago. Desde aquí podrás emprender bellas rutas de senderismo en verano o aprovechar las nieves invernales para deslizarte por sus senderos convertidos en pistas para trineos.

¿Cómo visitar Suiza y perderse dos de sus tesoros más preciados? Tanto si eres un amante del dulce chocolate como de los quesos, en Zúrich encontrarás tu paraíso. Podrás visitar la fábrica de Lindt&Sprüngli o bien contemplar las creaciones que ofrece la famosa confitería Merkur en la calle Bahnhofstrasse o bien atreverte con una fondue o una raclette en cualquiera de los restaurantes especializados de la ciudad.