Esta basílica neobizantina está coronada en su cúpula principal por una escultura de la Virgen María, con un tamaño de 11 metros de altura, a la que se la conoce por el nombre de la Bonne Mere (La Buena Madre). Está construida en lo alto de una de las colinas más encorvadas de Marsella y, aunque existen líneas de autobuses que llegan hasta ella, es más interesante subir a pie e ir haciéndose a la idea. De esta forma, para cuando se termina el suplicio de la escalada, la impresión de ver la basílica es aún mayor.

Este castillo, construido por Francisco I, fue erigido en el siglo XVI para proteger el puerto más importante del Mediterráneo francés. Está ubicado en la Isla de If, en mitad de la bahía de la ciudad. Fue también una prisión durante casi tres siglos. Sus tres torres destacan por su imponencia, especialmente la de San Cristóbal, con una altura de 22 metros. Hoy es Monumento Nacional. El trayecto en barco para llegar hasta él es de unos 30 minutos, y el barco se coge en el puerto viejo.

Como toda ciudad portuaria, la vida se desarrolla principalmente alrededor del puerto. El movimiento eterno de sus barcos, el ajetreo de los marineros y estibadores y los olores a salitre, combustible y pescado fresco, son uno de los escenarios que no puedes perderte de esta inquieta ciudad. Limitado a un lado por el mar y al otro por las impactantes fachadas de los edificios, el puerto está rebosante de vida y de restaurantes, con unas vistas magníficas desde donde se ve Notre Dame de la Garde

Es la estación más importante de la cuidad. Fue construida en 1848. Su escalinata de salida a la ciudad es un monumento histórico, por sus excepcionales esculturas y por las grandes dimensiones de todo el conjunto arquitectónico. Ha sido recientemente restaurada y modernizada. Importante visita de la arquitectura francesa del siglo XIX.

Este magnánimo edificio es estudiado en todas las universidades de arquitectura del mundo como una de las obras arquitectónicas más relevantes de su diseñador, Le Corbusier. Con esta construcción, el arquitecto explicó una de sus teorías más conocidas del mundo de la arquitectura moderna, "los edificios han de tener pies, cuerpo y cabeza". Se construyó entre 1946 y 1952. Hoy en día se puede acceder como visitante mediante visita guiada.