Se encuentra entre el Sur del país y la ciudad de Reykiavik, y es la ruta turística más popular de toda Islandia, donde se encuentran la mayoría de los paisajes de mayor reclamo turístico, especialmente por su gran actividad geotérmica. Los más destacados son Gullfoss, Þingvellir y el valle de Haukadalur, donde están también dos de los géiseres más importantes de la isla.

Además de ser una iglesia de culto luterano es también el edificio más alto del país, con 74,5 metros de altura. Su construcción duró la friolera de 40 años y es hoy el símbolo de la ciudad. Esta situada justo en el centro urbano, por lo que las vistas desde su torre son espectaculares para ver la ciudad en panorámica.

Este museo lleva en activo desde 1863, exponiendo y recopilando desde entonces colecciones de todo tipo de arte islandés. Destacar las colecciones de objetos y utensilios de los primeros vikingos que habitaron estas tierras, entre ellas una pequeña estatua de Thor de Eyrarland, que es una de las peculiaridades del museo.

También conocida por la Basílica de Cristo Rey. Es la catedral católica de Islandia, está erigida al oeste de la ciudad, en el barrio de Landakot. Está construida en honor a San Torlak, patrono del país. Fue terminada en 1929, y en aquella época ostentó el récord de ser la iglesia más grande del Islandia. Una catedral sin duda impresionante que en sí misma, bien merece la pena coger uno de los muchos vuelos Madrid-Reykjavik.

Centro de cultura por excelencia de la capital, donde se realizan conciertos y conferencias de toda clase y condición. Está situado junto al puerto antiguo de la ciudad, justo en frente del mar. Su fachada es un amasijo de hexágonos de cristal que reflejan la luz en todas direcciones, además de crear una sensación de gran espacio en su interior. Un bonito y recomendable edificio para visitar y poder tomarle el pulso real a la ciudad.