La visita a la parte más antigua de Quebec recuerda a una ciudad europea de hace siglos. La Plaza Real es el centro de la actividad diaria, cercanas a la plaza se encuentran diferentes galerías de arte. Otro lugar imprescindible es la Terrasse Dufferin, donde se pueden contemplar unas vistas impresionantes del acantilado y el río San Lorenzo.

En la zona de Quebec bajo se encuentra la Place Royale. Dar un paseo por ella es volver a la Francia de Luis XIV, parece que el tiempo se paró en este lugar. En esta plaza se ubica la iglesia de Notre Dame des Victories, centro de peregrinación de muchos fieles desde la antigüedad.

Esta fortificación data del siglo XVII, su muralla se mantiene en un excelente estado de conservación. Es una de las zonas más visitadas de la ciudad. Está ubicada en la zona más alta y fue utilizada como defensa militar durante varios siglos. Sus estrechas calles han de recorrerse a pie.

El Parque Montmorency es un lugar ideal para pasear y contemplar la belleza de la naturaleza, tiene una vegetación exuberante. Es un parque urbano muy cercano al casco histórico de la ciudad. Desde él se puede ver el palacio episcopal y tiene unas bonitas vistas del río y del castillo de Frontenac. Para los amantes de la naturaleza, esta es razón más que de sobra para buscar un vuelo Madrid-Quebec y lanzarse a descubrir al región.

Este museo alberga diferentes colecciones permanentes sobre la historia de Canadá. El propio edificio ya vale la pena visitar, fue construido a finales del siglo XIX y es uno de los más importantes de toda América del Norte. Además cuenta con una gran variedad de exposiciones temporales.