Es el templo más antiguo de la capital británica y uno de los más emblemáticos. De estilo románico, su construcción finalizó a mediados del S. XI, si bien sus torres son del siglo XVIII. Siempre lugar de celebraciones importantes para los británicos, de su interior destacan las capillas, sobre todo Lady Chapel, y el conocido como rincón de los poetas, donde descansan los restos de Dickens o Shakespeare, entre otros genios.

Es la residencia oficial de la familia real británica. Recomendable que accedas a pie desde The Mall, para que sientas lo orgullosos que los británicos se sienten de su nación. Impresiona esta calle repleta de Union Jacks a ambos lados, con el palacio al fondo. Una vez en palacio, lo más habitual es contemplar el cambio de guardia. Si no te coincide, siempre puedes contemplar a los soldados inmóviles en sus puestos.

Situado junto a la Torre de Londres, este puente levadizo sobre el Támesis es uno de los objetivos fotográficos más solicitados de la ciudad. De la importancia simbólica de este monumento para la ciudad da idea la ceremonia de inauguración de los pasados Juegos Olímpicos.

Impresionante y cargado de historia, cuando paseas por él te olvidas de que estás en medio de una gran ciudad. Verás a gente de todo tipo practicar todo tipo de deportes. Chocante te resultará al mediodía la cantidad de gente, muchos de ellos con traje y corbata, que se sientan en el césped a tomarse su sándwich. Por cierto, los puedes comprar en cualquier esquina: haz como ellos.

Es uno de los grandes museos del mundo junto con el Louvre de Paris o el Metropolitan de Nueva York, en lo que a visitas se refiere. Lo más característico de este gran museo es su colección de libros y antigüedades de la civilización egipcia y también de la antigua cultura griega y romana.